La sala de la Basílica Tardorromana donde imparte el taller
de acuarela de Mustapha Ben Lahmar está presidida por un
desconchado en la pared. Unas pinturas rupestres en ocre de
unos cazadores asediando a un ciervo salpican el
desconchado. “Los hombres que hicieron las pinturas
rupestres lo hacían realmente bien sin tener que dibujar”,
dijo Lahmar mientras compartía un cigarro con uno de sus
alumnos en la puerta trasera de la Basílica.
“Lo que pretendo con este curso es descubrirles la técnica
de la acuarela sin hacer dibujo, sin tener esa necesidad”.
¿Entonces hacen abstracción aquí? “El dilema entre la
figuración y la abstracción es falso. Lo más importante es
la materia que surge y que termina uno creando”, respondió
Lahmar desde su óptica de acuarelista. Una óptica por otra
parte difícil de entender pero, é, es artista.
En la sala diez alumnos se afanaban en responder a dos
ejemplos colgados en uno de los laterales de la habitación.
Uno, de tonos cálidos, y otro predominantemente fríos. La
mayoría de los alumnos escoge el frío. “Lo que más me gusta
de este curso es que Lahmar lleva a cabo su ejemplo y puedes
ver cómo se hace. En otros cursos donde he ido te dan la
explicación y tú tienes que visualizar la forma de hacerlo”
explicó un alumno de barbas blancas y con hechuras de
pintor. “El problema -añadió- es cuando terminas y no puedes
evitar compararlo”.
Didáctica
El objeto de los cursos no es conseguir unos resultados
académicos. La filosofía didáctica de Lahmar es que los
alumnos alcancen su propia visión, que potencien lo que cada
alumno tiene que aportar a la imagen inicial que sirve de
ejemplo. De ése proceso dialéctico el acuarelista se siente
el más beneficiado: “El que más aprende en el curso soy yo,
cada uno te enseña algo. En realidad el alumno aquí soy yo”.
Una de las asistentes al curso tiene problemas secando el
agua acumulada en los colores. “Si a ti te gusta más la
tarjeta que el papel, utiliza la tarjeta”, le invitó el
tetuaní.
En la sesión de ayer Lahmar se centraba en los conceptos de
color y luminosidad. En el hermoso dibujo de colores
terrosos los rayos del sol se proyectan desde la derecha
sobre unos edificios. “Hay que usar un naranja claro para
poder crear luz”.
Hay 5 o 6 nociones básicas que son inseparables y “la
acuarela es el resultado de su combinación”. De esa
mezcolanza de nociones, de las masas de color y del agua:
“El medio que utilizamos es el agua. El agua termina
regalándote cosas”. Cada fin de semana desde el 13 de
septiembre las clases de Lahmar han estado centradas en una
de las nociones. En el puente se canceló una de las sesiones
y en principio la clase de texturas con la que se concluía
ayer el curso pasará a la semana que viene.
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