La educación está muy limitada, les cuesta mucho trabajo
ponerse en el lugar del otro, es decir, la empatía, porque
tienen muy pocas habilidades para comunicarse e interpretar
los mensajes de los demás. Sienten una forma de actuar muy
impulsiva y un pensamiento rígido, poca capacidad de
autocrítica, bajo rendimiento y proceden, en su mayoría, de
familias numerosas.
Con este perfil se presentan, a grandes rasgos, los menores
que delinquen en Ceuta sin distinción en el sexo, la edad,
la religión o la clase social. A lo que se suma que tienen
“mucho tiempo libre que malgastan y no realizan actividades
organizadas y planificadas de ocio, entrando en contacto con
las drogas y realizando prácticas sexuales desprotegidas”,
explicó Javier Pacheco, director del Equipo de Medio Abierto
y representante de la Entidad Pública de la Ciudad Autónoma
de Ceuta, en la descripción personal de estos menores
infractores. En cuanto al entorno familiar, “suelen ser
padres con poca capacidad para educar y eso influye
notablemente”, concretó el experto. Pero desde este equipo
advierten que debido al estilo de vida occidental se suelen
dar casos de menores “que hace 15 años era imposible que
apareciesen por la justicia”; niños que proceden de un nivel
social medio-alto, con padres trabajando o familias
monoparentales y con problemas de bajo rendimiento. La
problemática asociada a la conducta delictiva de estos
chicos se debe a la influencia de factores de riesgo
relacionados con las pautas de crianza durante la primera
infancia y a lo largo de su adolescencia. Se trata de padres
con poca capacidad para educar y con dificultades para poner
límites con autoridad y afecto, unido a problemas
relacionados con el bajo rendimiento y fracaso escolar.
“Todo ello configura una personalidad del adolescente con
poca capacidad para ponerse en el lugar del otro, una
impulsividad como estilo de respuesta ante situaciones
estresantes y con mucha dificultad para asumir la
responsabilidad de sus actos y prever las consecuencias
derivadas de sus acciones. No se ajustan al perfil de un
delincuente común y sus infracciones suelen estar
relacionadas con abusos sexuales o maltrato en el ámbito
doméstico. Chicos procedentes de familias con padres muy
ocupados, que dedican poco tiempo a los hijos, valores muy
utilitaristas y eso les lleva a tener problemas en casa o
fugarse”, describió el director del Equipo Medio Abierto.
Porcentajes y edades
Desde el punto de vista de la ley y la franja de edad en la
que se aplica, este colectivo de profesionales trabaja con
dos grupos diferenciados: “Un 35% de los menores tienen
entre 14 y 15 años, y el 65% restante, oscila entre los 16,
17 y 18 años o más. Cuando se trata de 18 años y el delito
lo cometió siendo menor, en la aplicación de medidas no
existe un límite. Si la evolución es favorable y se tienen
medidas para intervenir, se interviene”, confesó el experto.
La intervención con mayores de edad se justifica por el
hecho de cumplir medidas de larga duración o por motivos de
reincidencia siendo menor.
Y es que el tema de las reincidencias es otro aspecto a
tener en cuenta para evaluar la delincuencia juvenil
existente en la ciudad autónoma. Según el estudio realizado
por el equipo de Medio Abierto, el índice de reincidencia en
la justicia de menores, desde 2005 hasta 2007, es de un 31%
en términos generales. En ese estudio se han analizado los
expedientes correspondientes a 336 menores de los cuales el
84% son hombres y un 16%, mujeres. “La criminología
científica indica que el sexo varón es más riesgoso a la
hora de delinquir”, concretó Pacheco. La reincidencia es un
aspecto muy a tener en cuenta durante el proceso de
intervención desde el punto de vista socioeducativo.
“Nosotros entendemos la reincidencia no como la reiteración
en la comisión de un mismo delito sino en el hecho de ser
sentenciado por cualquier conducta sancionable penalmente”.
En cuanto al porcentaje de 103 menores reincidentes, el 89%
son hombres y sólo un 11%, chicas. De ellos, de ese
porcentaje de reincidentes, sólo el 21% es extranjero que no
tienen estabilidad residencial en los recursos de
protección.
Una conclusión muy importante del estudio es el constatar
que los menores con un estilo de vida antisocial y con una
alta predisposición a la reincidencia que le llevará
posiblemente a ingresar en prisión, “presentaron conductas
inadaptadas en edades muy tempranas y por consiguiente, se
subraya la necesidad de la prevención centrada en el ámbito
familiar y escolar”.
Y entre tanta cifra se deben tener en cuenta tres factores:
el número de jóvenes que delinquen, los expedientes que se
trabajan y las reincidencias que se producen, y entre ellos
se produce una cadena de engranaje que hay que saber
diferencias. El número de expedientes no equivale al número
de jóvenes que delinquen ya que estos pueden reincidir, con
lo cual, a modo de ejemplo, si un joven comete una
infracción y luego otra, y más tarde una más, el número de
menores es uno y el de expedientes es tres, ya que ha
reincidido dos veces. De ahí que “el volumen de trabajo y de
reincidencias vaya desde 2005 hasta 2007 y por ello, las
altas cifras mencionadas”, sintetizó el experto.
Frecuencia delictiva
La frecuencia delictiva es otro de los factores que se
tienen en cuenta a la hora de calibrar los hechos delictivos
cometidos por un reincidente. “La media de las reincidencias
son dos delitos y la mayoría, el 85% de los reincidentes, no
vuelve al sistema de justicia juvenil. Es decir, que no
vuelve a delinquir”, matizó. Hay que aclarar, además, que el
concepto de reincidencia no hace referencia a la repetición
de un mismo delito, sino a cualquier delito, la otra vez. “Y
en un porcentaje muy elevado, los menores no suelen
delinquir cuando están cumpliendo alguna medida que no sea
el internamiento porque evidentemente no tienen
posibilidad”, clarificó. Lo que si está claro es que la
estabilización en la carrera delictiva se da en menores que
empezaron a presentar conductas inadaptadas en edades muy
tempranas. De ahí la importancia de desarrollar programas a
nivel preventivo, tal y como destacó el experto.
El Equipo de Medio Abierto
Para corregir estas conductas delictivas o estos
comportamientos infractores, el equipo de Medio Abierto del
área de Menores lleva a cabo tres medidas fundamentales:
libertad vigilada, realización de tareas socioeducativas y
prestaciones en beneficio de la comunidad. Estos
profesionales se encargan de la ejecución de todas las
sanciones impuestas a los adolescentes que delinquen en un
nuestra ciudad. Es un equipo que interviene con menores que,
por diversos factores, presentan conductas antisociales
sancionables por el Juez y todas las medidas que este grupo
ejecuta son cumplidas en la comunidad ya que los infractores
no están privados de libertad en el momento de un conflicto.
“Tenemos un equipo multiprofesional que se encarga de
ejecutar todas las medidas que se imponen a los menores y
que no suponen internamiento. Asímismo, se ejecutan las
medidas de libertad vigilada que deben cumplir los menores
cuando acaban su medida de internamiento. En realidad,
atendemos a todos los menores que delinquen en Ceuta porque
todos los internamientos finalizan con libertad vigilada”,
especificó. La libertad vigilada es la que más se aplica y
permite una intervención global sobre la realidad del menor
con la finalidad de compulsar el déficit partiendo de su
capacidad de respuesta y basándose en un estudio o análisis
de aquellos factores que están determinando su conducta
delictiva. Otra de las medidas adoptadas por el equipo de
profesionales es la realización de tareas socioeducativas en
la que el menor, una vez evaluado, debe realizar actividades
estructuradas que estén en relación con la problemática que
presenta. Y para finalizar, la línea de prestaciones en
beneficio de la comunidad, “que es una medida más bien
restauradora que punitiva que trata de conexionarse con el
delito cometido para que el menor tome conciencia de las
consecuencias de sus actos y se haga cargo en la realización
de una actividad que beneficie a otras personas de la
sociedad”, concluyó Javier Pacheco, director del Equipo de
Medio Abierto y representante de la Entidad Pública de la
Ciudad Autónoma de Ceuta.
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