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sucesos - LUNES, 27 DE OCTUBRE DE 2008


muchacho joven. cedida.

REPORTAJE / LA PROBLEMÁTICA DE LOS MENORES
 

Jóvenes que delinquen

Perfiles personales, entorno familiar,
tipos de delito, nivel de reincidencias de los menores y medidas para la reeducación son parámetros que estudia el equipo de Medio Abierto del Área de Menores
 

CEUTA
Cristina Marzán

ceuta
@elpueblodeceuta.com

La educación está muy limitada, les cuesta mucho trabajo ponerse en el lugar del otro, es decir, la empatía, porque tienen muy pocas habilidades para comunicarse e interpretar los mensajes de los demás. Sienten una forma de actuar muy impulsiva y un pensamiento rígido, poca capacidad de autocrítica, bajo rendimiento y proceden, en su mayoría, de familias numerosas.

Con este perfil se presentan, a grandes rasgos, los menores que delinquen en Ceuta sin distinción en el sexo, la edad, la religión o la clase social. A lo que se suma que tienen “mucho tiempo libre que malgastan y no realizan actividades organizadas y planificadas de ocio, entrando en contacto con las drogas y realizando prácticas sexuales desprotegidas”, explicó Javier Pacheco, director del Equipo de Medio Abierto y representante de la Entidad Pública de la Ciudad Autónoma de Ceuta, en la descripción personal de estos menores infractores. En cuanto al entorno familiar, “suelen ser padres con poca capacidad para educar y eso influye notablemente”, concretó el experto. Pero desde este equipo advierten que debido al estilo de vida occidental se suelen dar casos de menores “que hace 15 años era imposible que apareciesen por la justicia”; niños que proceden de un nivel social medio-alto, con padres trabajando o familias monoparentales y con problemas de bajo rendimiento. La problemática asociada a la conducta delictiva de estos chicos se debe a la influencia de factores de riesgo relacionados con las pautas de crianza durante la primera infancia y a lo largo de su adolescencia. Se trata de padres con poca capacidad para educar y con dificultades para poner límites con autoridad y afecto, unido a problemas relacionados con el bajo rendimiento y fracaso escolar. “Todo ello configura una personalidad del adolescente con poca capacidad para ponerse en el lugar del otro, una impulsividad como estilo de respuesta ante situaciones estresantes y con mucha dificultad para asumir la responsabilidad de sus actos y prever las consecuencias derivadas de sus acciones. No se ajustan al perfil de un delincuente común y sus infracciones suelen estar relacionadas con abusos sexuales o maltrato en el ámbito doméstico. Chicos procedentes de familias con padres muy ocupados, que dedican poco tiempo a los hijos, valores muy utilitaristas y eso les lleva a tener problemas en casa o fugarse”, describió el director del Equipo Medio Abierto.

Porcentajes y edades

Desde el punto de vista de la ley y la franja de edad en la que se aplica, este colectivo de profesionales trabaja con dos grupos diferenciados: “Un 35% de los menores tienen entre 14 y 15 años, y el 65% restante, oscila entre los 16, 17 y 18 años o más. Cuando se trata de 18 años y el delito lo cometió siendo menor, en la aplicación de medidas no existe un límite. Si la evolución es favorable y se tienen medidas para intervenir, se interviene”, confesó el experto. La intervención con mayores de edad se justifica por el hecho de cumplir medidas de larga duración o por motivos de reincidencia siendo menor.

Y es que el tema de las reincidencias es otro aspecto a tener en cuenta para evaluar la delincuencia juvenil existente en la ciudad autónoma. Según el estudio realizado por el equipo de Medio Abierto, el índice de reincidencia en la justicia de menores, desde 2005 hasta 2007, es de un 31% en términos generales. En ese estudio se han analizado los expedientes correspondientes a 336 menores de los cuales el 84% son hombres y un 16%, mujeres. “La criminología científica indica que el sexo varón es más riesgoso a la hora de delinquir”, concretó Pacheco. La reincidencia es un aspecto muy a tener en cuenta durante el proceso de intervención desde el punto de vista socioeducativo. “Nosotros entendemos la reincidencia no como la reiteración en la comisión de un mismo delito sino en el hecho de ser sentenciado por cualquier conducta sancionable penalmente”.

En cuanto al porcentaje de 103 menores reincidentes, el 89% son hombres y sólo un 11%, chicas. De ellos, de ese porcentaje de reincidentes, sólo el 21% es extranjero que no tienen estabilidad residencial en los recursos de protección.

Una conclusión muy importante del estudio es el constatar que los menores con un estilo de vida antisocial y con una alta predisposición a la reincidencia que le llevará posiblemente a ingresar en prisión, “presentaron conductas inadaptadas en edades muy tempranas y por consiguiente, se subraya la necesidad de la prevención centrada en el ámbito familiar y escolar”.

Y entre tanta cifra se deben tener en cuenta tres factores: el número de jóvenes que delinquen, los expedientes que se trabajan y las reincidencias que se producen, y entre ellos se produce una cadena de engranaje que hay que saber diferencias. El número de expedientes no equivale al número de jóvenes que delinquen ya que estos pueden reincidir, con lo cual, a modo de ejemplo, si un joven comete una infracción y luego otra, y más tarde una más, el número de menores es uno y el de expedientes es tres, ya que ha reincidido dos veces. De ahí que “el volumen de trabajo y de reincidencias vaya desde 2005 hasta 2007 y por ello, las altas cifras mencionadas”, sintetizó el experto.

Frecuencia delictiva

La frecuencia delictiva es otro de los factores que se tienen en cuenta a la hora de calibrar los hechos delictivos cometidos por un reincidente. “La media de las reincidencias son dos delitos y la mayoría, el 85% de los reincidentes, no vuelve al sistema de justicia juvenil. Es decir, que no vuelve a delinquir”, matizó. Hay que aclarar, además, que el concepto de reincidencia no hace referencia a la repetición de un mismo delito, sino a cualquier delito, la otra vez. “Y en un porcentaje muy elevado, los menores no suelen delinquir cuando están cumpliendo alguna medida que no sea el internamiento porque evidentemente no tienen posibilidad”, clarificó. Lo que si está claro es que la estabilización en la carrera delictiva se da en menores que empezaron a presentar conductas inadaptadas en edades muy tempranas. De ahí la importancia de desarrollar programas a nivel preventivo, tal y como destacó el experto.

El Equipo de Medio Abierto

Para corregir estas conductas delictivas o estos comportamientos infractores, el equipo de Medio Abierto del área de Menores lleva a cabo tres medidas fundamentales: libertad vigilada, realización de tareas socioeducativas y prestaciones en beneficio de la comunidad. Estos profesionales se encargan de la ejecución de todas las sanciones impuestas a los adolescentes que delinquen en un nuestra ciudad. Es un equipo que interviene con menores que, por diversos factores, presentan conductas antisociales sancionables por el Juez y todas las medidas que este grupo ejecuta son cumplidas en la comunidad ya que los infractores no están privados de libertad en el momento de un conflicto. “Tenemos un equipo multiprofesional que se encarga de ejecutar todas las medidas que se imponen a los menores y que no suponen internamiento. Asímismo, se ejecutan las medidas de libertad vigilada que deben cumplir los menores cuando acaban su medida de internamiento. En realidad, atendemos a todos los menores que delinquen en Ceuta porque todos los internamientos finalizan con libertad vigilada”, especificó. La libertad vigilada es la que más se aplica y permite una intervención global sobre la realidad del menor con la finalidad de compulsar el déficit partiendo de su capacidad de respuesta y basándose en un estudio o análisis de aquellos factores que están determinando su conducta delictiva. Otra de las medidas adoptadas por el equipo de profesionales es la realización de tareas socioeducativas en la que el menor, una vez evaluado, debe realizar actividades estructuradas que estén en relación con la problemática que presenta. Y para finalizar, la línea de prestaciones en beneficio de la comunidad, “que es una medida más bien restauradora que punitiva que trata de conexionarse con el delito cometido para que el menor tome conciencia de las consecuencias de sus actos y se haga cargo en la realización de una actividad que beneficie a otras personas de la sociedad”, concluyó Javier Pacheco, director del Equipo de Medio Abierto y representante de la Entidad Pública de la Ciudad Autónoma de Ceuta.
 

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