LUNES. 20
Dije días atrás que llevaba mucho tiempo sin ir al Alfonso
Murube. Y expuse las causas. Pues bien, atendiendo a la
llamada de un amigo me presenté en el campo para ver el
partido de los locales contra el Marbella. Y hoy, como es
lógico, quienes me vieron el domingo sentado en sitio
preferente han requerido mis opiniones. Lo mejor fue que la
Asociación Deportiva Ceuta ganó. Lo peor es que me aburrí
muchísimo. Así que será muy difícil que vuelva hasta que no
se me olvide el tedio que se apoderó de mí. Jugar en el
Murube con dos volantes, Sergio Castaño y De Lerma,
por delante de una defensa de cuatro, sin apenas invadir el
campo foráneo, me parece facilitarle la tarea a los
contrarios. De esa ventaja se aprovechó en la primera parte,
sobre todo, Carlos Rivera, el número 6 de los
marbellíes; quien jugó con una comodidad apabullante.
Incluso sin acudir a los cambios, pudo ser rectificada esa
mala decisión táctica de principio, pero no se hizo. En la
segunda parte, ocurrió el milagro: Rivera deambuló por el
césped; el número 2, Zamorano, continuó haciendo
agua, como lateral zurdo; falló el guardameta Ávila
en el primer gol; y los centrales del Marbella, los mejores
durante todo el partido, quedaron abatidos. Tarde, muy
tarde, llegaron los cambios hechos por el entrenador ceutí.
Insisto: no quiero ir al Murube por dos razones: una, para
no aburrirme; otra, para no verme obligado a opinar. Así de
claro. Eso sí: toda la suerte del mundo les deseo a los
jugadores frente al Polideportivo Ejido.
MARTES. 22
Coincido con Blas Rosua Moreno en sitio que los dos
solemos frecuentar. Y como ya se ha enterado de que estuve
el domingo en el Murube, también quiere saber si me gustó el
equipo entrenado por Benigno Sánchez. Y, dada nuestra
amistad, me permito decirle que no le diré ni pío acerca del
partido frente al Marbella. Lo que sí saco a relucir es
cuando él estaba, junto con uno de sus hermanos, al frente
del Bar Flor. Y yo era cliente diario del establecimiento,
después de los entrenamientos y los días de partido. En el
bar, de dimensiones pequeñas, me mezclaba yo con los
aficionados, una vez que los futbolistas habían empezado a
equiparse, para estimularme con el café correspondiente,
entre las miradas de quienes llegaban al campo con tiempo
suficiente. Y me tocaba oír, por supuesto, las opiniones a
voz en cuello que daban algunos aficionados sobre qué
jugadores debería yo alinear. Jamás me molestaron los
hinchas a esa hora. Tal vez porque reservaban sus energías
para el término de los partidos. Bromas aparte, desde
aquellos días de principio de los años ochenta, Blas y yo
hemos cuidado con esmero nuestra amistad.
MIÉRCOLES. 22
Leo que el PSOE de Ceuta, siguiendo las directrices marcadas
por el Gobierno que preside José Luis Rodríguez Zapatero,
está dispuesto a apoyar los presupuestos de la Ciudad. Quien
lo confirma es Inmaculada Ramírez, portavoz
socialista. Aunque a cambio exige que haya una disminución
drástica de los gastos. La señora Ramírez, por más que
intentemos ayudarla, mientras cumple ese aprendizaje que ha
de hacer todo político novicio, no escarmienta. Y cada vez
que habla mete la pata hasta el corvejón. Y mira que me
duele tener que decírselo sin miramiento alguno. Con esa
forma de plantear ella sus propuestas, los socialistas no
ganarían nunca unas elecciones locales, incluso contando con
la ventaja de que Juan Vivas decidiera no
presentarse. Estimada Inmaculada: repasa tus declaraciones y
verás que una de tus peticiones nos obliga a pensar de ti lo
siguiente: o que no sabes en qué mundo vives o bien la
tienes tomada con quienes no debes. Ay, cuánta razón llevaba
quien me dijo, hace nada, que por mucho que nos empeñemos
contigo, o sea, en airear tus cualidades, no conseguiremos
nada más que reveses. Piensa bien lo que te decimos.
JUEVES. 23
Llevo dos días sin pisar la calle. Una ligera indisposición
me lo ha impedido. Y lo que más siento es no haber podido
recoger el libro que Francisco Bernal me había dejado
al martes pasado, en la recepción del periódico. Se trata
del libro del cual él me habló semanas atrás y que escrito
por Amparo Rubiales se refiere a María del Carmen
Cerdeira, en un capítulo de “Una Mujer de mujeres”. Que
así se titula el libro. Lo que no me ha faltado es la
llamada de quien, echándome de menos por las calles
céntricas, ha querido saber de mí. Y me ha contado varias
maldades de las que he tomado notas. Una de ellas, por
original y por imposible, me ha hecho reír lo suficiente.
Que falta me hacía para paliar en parte mis alifafes. La
persona que me ha telefoneado dice tener la fórmula para que
los socialistas ganen las elecciones autonómicas en Ceuta.
Mira, Manolo, es tan sencillo como ofrecerle a
Juan Vivas un cargo importante, en todos los aspectos,
en la Junta de Andalucía. Un cargo tan bien remunerado como
de cierto lucimiento. De manera que éste no pudiera
rechazarlo. Y a partir de ahí, no te quepa la menor duda de
que los populares irían perdiendo gas a pasos agigantados.
Hay gente que piensa cada cosa...
VIERNES. 24
Al fin, y tras dos días con dolencias, decido salir con el
único propósito de recoger el libro que me ha regalado
Paco Bernal. El que ha escrito Amparo Rubiales y
ha titulado así: “Una mujer de mujeres”. Una mujer de
mujeres es la vida de una de ellas vista a través de la
historia de las demás. Y en la contraportada se dice también
que es un homenaje a todas aquellas mujeres que soñaron con
una sociedad distinta, en la que la igualdad era real. Lo
primero que hago, en cuanto tengo el libro entre mis manos,
es lo de siempre: decido acariciarlo; paso mis manos por el
lomo y por la portada y contraportada; lo huelo con
disimulo, si estoy ante testigos, y rápidamente me pongo a
leer el índice. En esta ocasión, antes he tropezado con la
afectuosa y sentida dedicatoria que me ha dedicado Paco
Bernal. En el índice, he buscado con ahínco el capítulo que
estaba seguro que le había dedicado Amparo a María del
Carmen Cerdeira. Es el capítulo XXI. Y el epígrafe es el
siguiente: ‘In memórian: Carmen Cerdeira’. Esta tarde
empezaré a leerlo.
SÁBADO. 25
La semana pasada, en estas mismas páginas, reconocía yo la
magnífica trayectoria de Pepe Torrado al frente de la
Autoridad Portuaria. Pero alguien, que suele viajar mucho y
de quien sé que sus comentarios están siempre encaminados a
que se enmienden errores con el único fin de que Ceuta sea
la beneficiada, me ha puesto al tanto del abandono en que
está sumida la Estación Marítima. Los voy a enumerar: cuando
se espera en la cola ante las taquillas, interminable en
ocasiones, no cesan de decir que el barco está ya a punto de
salir. Con lo cual cunde el nerviosismo entre quienes
esperan su turno. Una mala y fea costumbre que habría que
erradicar. Las escaleras mecánicas están casi siempre
averiadas. El ascensor ídem. Una vez pasado el puesto de
control, la cinta que portaequipajes tampoco funciona
habitualmente y los carros de transportes brillan por su
ausencia. Así que está asegurada la interminable caminata
cuando el embarque se produce por los muelles más alejados.
Caminata de la que no están exentas las personas mayores. La
estación marítima es imprescindible para Ceuta, en todos los
aspectos. Y Pepe Torrado tendría que tenerla reluciente y
repleta de motivos útiles que propiciaran los elogios de
cuantos la transitaran. Y me sorprende que haya que
recordárselo a quien ha echado los dientes en ella. Ah,
antes de que se me olvide: ¿por qué se permite que esté
cerrada una tienda en el interior de la estación,
precisamente en sitio poco adecuado, sin que rinda el menor
beneficio, por más que su propietario sea persona
influyente...?
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