A las costas de Galicia ha llegado
ese barco holandés que se dedica a practicar el aborto a
todas aquellas señoras o señoritas que lo deseen. Qué
algunas señoras o señoritas quieren abortar, la recogen, la
llevan al barco, le practican el aborto y la devuelven a la
costa y aquí no ha pasado nada.
Con motivote la llegada del barquito en cuestión, se han
manifestado los pro - abortistas y los contra abortista,
cada uno de ellos defendiendo sus teorías o sus ideas, sobre
el asunto. Teniendo en cuenta mi particular opinión de que
todas las opiniones son igual de respetables. Cada uno de
estos manifestantes tendrá sus razones para realizar esa
manifestación a favor o contra el aborto.
La legislación española, recoge ciertos casos en los que el
aborto se puede legalmente practicar. Cosa que me parece
estar dentro de toda lógica. Por todo ello, las leyes están
para acatarlas y no cada uno hacer lo que le venga en ganas.
Con los adelantos que hay hoy día, además permitidos por la
ley, como son la píldora del día después y la constante
publicidad del uso de los preservativos, hasta se puede
pensar que, en algunas ocasiones, por las circunstancias que
sean, hay chicas que se quedan embarazadas y que la única
solución que le encuentran a su problema es abortar. Cuando
esa forma de abortar no está recogida en ninguno de los
supuestos de la legislación española.
Cada uno es libre de pensar y tener su propia teoría sobre
el asunto de abortar, pero siempre que la interrupción del
embarazo no sea acabar con una vida. Porque desde mi
particular, personal e intransferible punto de vista, cuando
se ha engendrado un ser, el acabar con él es, simple y
llanamente, un asesinato. Eso lo tengo de una claridad
meridiana.
Esas mismas personas que interrumpen el embarazo cuando ha
engendrado un ser vivo, son las que con más virulencia se
manifiestan contra la pena de muerte. Claro que, ninguna de
ellas, de esas que se manifiestan contra la pena de muerte,
no reconocen que ellas acaban de ejecutar a un ser vivo.
Estoy totalmente contra la pena de muerte. La vida de una
persona es sagrada y nadie puede acabar con ella por ninguna
razón. Ya que no existen razones para poner fin a la vida de
un ser humano. Por esa misma razón por la que estoy contra
la pena de muerte, es por la que no acepto, a todos esa
hipócritas que matan a un ser vivo que llevan en sus
entrañas y se manifiestan contra la pena de muerte.
Estoy totalmente de acuerdo con todos los supuestos, en que
la legislación española acepta y permite el aborto. Son,
todos ellos, eso hay que reconocerlo, unos supuestos en que
las mujeres que estén en ellos pueden abortar por no desear
ese hijo engendrado por circunstancias que ellas no desean,
como son los casos de violación.
En lo único que no estoy de acuerdo, es que por pasar un
rato de placer, olvidándose de todos los medios para evitar
quedarse embrazada, se quiera abortar. Cada uno con su
cuerpo puede hacer lo que le venga en ganas, pero con sus
consecuencias.
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