Si es cierto que no hay nada mejor para hacer frente a la
desventura y a la bonanza que estar de lo más satisfecho con
uno mismo, sin mayores ambiciones, seguramente Ruibal navega
por la vida con la misma suavidad que sus canciones. “El
cantautor hace frente mejor a la crisis”, asume en primera
persona, “porque nunca deja de viajar por exceso de
equipaje”. Hoy llega a Ceuta para hacer “vibrar” a La Sala.
Dice el multitudinario Sabina, llenador asiduo de Las
Ventas, que “Javier Ruibal no ha llegado a las plazas de
toros o ha llegado a muy pocas y, sin embargo, toca por todo
el mundo, tiene un prestigio inmenso. Yo llegué un día en
Santo Domingo a casa de Juan Luis Guerra y me sacó un disco
de Javier Ruibal como si fuera oro. Es magnífico y para
serlo no tiene necesidad de llenar el Bernabéu”.
Hoy, el compositor, guitarrista y cantante, más
habitualmente llamado simplemente “cantautor” gaditano
Javier Ruibal (El Puerto de Santa María, 1955) desembarcará
de nuevo en Ceuta tras casi cinco años sin hacerlo para
aterrizar en La Sala, donde ofrecerá un show acústico a
partir de las 23.30 horas (15 euros entrada en taquilla; 12
por anticipado).
“He ido varias veces a Ceuta, para tocar o no, especialmente
al antiguo Travelling, que me gustaba mucho”, confesó ayer
aún al otro lado del Estrecho en declaraciones a este
periódico Ruibal, que hace oídos sordos a lo de tocar en
sitios más o menos grandes. “Lo importante es tocarle el
corazón a la gente y eso se puede hacer ante 4.000 o ante
300 personas; eso es azaroso: lo importante es que vibren”,
resumió con filosofía.
Es Ruibal un cantautor orgulloso de su carácter, satisfecho
de soportar la crisis con más ligereza otros. “El cantautor
sobrevive porque nunca de viajar por exceso de equipaje”,
condensa un artista que publicó su último disco (‘Lo que me
dice tu boca’) hace tres años y que ahora ultima un gran
proyecto con sus éxitos más conocidos en director y con
formato sinfónico. Además, compagina su faceta puramente
artística con otra pseudo-empresarial, la de la discográfica
18 chulos, un proyecto que describe como “una empresa lúdico
festiva; un bonito escaparate que aspira a algo más que a
captar a transeúntes, mucho más abicioso”. Seguramente mucho
más adaptable a los vientos de la vida y del Estrecho que le
siguen inspirando.
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