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OPINIÓN - VIERNES, 24 DE OCTUBRE DE 2008

 

OPINIÓN / EL OASIS

La refundación del PSOE en Ceuta
 


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

De Madrid llegó Salvador de la Encina, hace un año, con las órdenes precisas y las ideas muy claras: cerrar a cal y canto la sede de Daoíz y decirle a los militantes que ya se les llamaría a su debido tiempo.

Venía el diputado por Cádiz revestido con la autoridad de quien había conseguido sacar del abismo al partido socialista de Algeciras, y contaba con toda la confianza del manda de Ferraz: José Blanco.

Del diputado por Cádiz escribí entonces que era persona de gran formación profesional a quien le habían encomendado una tarea harta compleja. Una tarea etiquetada como caso perdido o misión imposible, en la cual De la Encina tenía poco que perder y mucho que ganar si se obraba el milagro de refundar el partido con cierto éxito.

El tiempo transcurrido le ha servido al presidente de la comisión delegada de la ejecutiva federal socialista, junto a otros compañeros, para saber a qué atenerse en Ceuta. Sobre todo después de mantenérselas tiesas con quienes no estaban de acuerdo con medida tan radical y que llegaron a poner el grito en el cielo y en los juzgados.

Superadas esas trabas, y despejado el camino que le impedía ir preparando la senda para transformar radicalmente el socialismo ceutí, De la Encina está viendo ya la luz al final del túnel y confía en que, a pesar de las muchas dificultades que aún entraña su labor, no se haga más túnel.

Pues sabe bien nuestro hombre que la papeleta que tiene por delante sigue siendo muy complicada. Por más que en sus declaraciones salgan siempre a relucir los buenos resultados que los socialistas obtuvieron en las pasadas elecciones generales, en una lista encabezada por José Antonio Carracao. Porque no creo que De la Encina se haya olvidado de la ayuda prestada, en aquellas elecciones, por Mohamed Alí.

El presidente de la comisión delegada de la ejecutiva federal socialista, que es persona muy curtida en situaciones políticas muy enrevesadas, está convencido de que nunca será peor la marcha del partido, tras su refundación, que antes de que Madrid tomara la drástica decisión de hacer borrón y cuenta nueva. Y, desde luego, está seguro que con esa mejora él volverá a verse muy reconocido por los gerifaltes madrileños. Tal y como sucedió cuando actuó de la misma manera en el campo de Gibraltar. Y De la Encina sigue aspirando, sin duda, a ocupar un cargo importante. Ya se habló de él como seguro director general de la Guardia Civil.

Aunque esas mejoras del partido socialista -en Ceuta- no darán como para que se vean reflejadas en las urnas de forma destacada. Ya que los ceutíes continuarán votando mucho al PP en las generales y lo harán mayoritariamente en las autonómicas.

Lo cual tampoco debe preocuparle en absoluto a Salvador de la Encina. Puesto que él tiene asumido que en esta ciudad, mientras gobierne Juan Vivas, las relaciones con los socialistas serán siempre inmejorables. Máxime si en la plaza de los Reyes está una persona del buen talante del actual delegado del Gobierno. Así, ninguna extrañeza me puede causar que quienes quieran afiliarse al PSOE de Ceuta, en su momento, hayan de pasar pruebas de fe en el partido. Es decir, quieren pocos militantes pero selectos.
 

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