El anuncio de ZP sobre “no poner trabas” a la aprobación de
los presupuestos en las Comunidades y Ayuntamientos donde
gobierne el PP, es una simple trampa saducea, mediante la
que ha intentado obtener la benevolencia de Rajoy, en un
momento muy delicado para el futuro del propio ZP al frente
del Gobierno de España.
Sigue siendo ZP un mago en los momentos críticos,
presentando su mejor cara: la del consenso y la
responsabilidad, frente al “malo” de Rajoy, que quiere
gobernar “aún a costa de perjudicar a España”. Pero da la
sensación de que esta vez el truco no ha colado, máxime tras
los acuerdos in extremis alcanzados con los voraces
nacionalistas del PNV y BNG, o sea, los gallegos y vascos
levantiscos, que ya tantos problemas les daban a los últimos
reyes godos y a los primeros príncipes del naciente reino de
Asturias.
El incendiario-bombero (esto si que es un tándem), es un
arquetipo que a ZP le encaja mejor que los trajes que luce
(¿quién coño será su sastre que no terminan de ajustársele
bien en los hombros?) y cuando la ha liado, como dice
Wayomin en el intermedio, se presenta ante el resto de
líderes políticos con cara de madre Teresa pidiéndoles que
arrimen el hombro, so pena de declararles antipatriotas,
cosa que si no hace él, lo harán los ecos de su voz como un
coro de grillos.
La crisis financiera internacional le ha venido como anillo
al dedo, para sostener su teoría de que la misma (la maldita
crisis), ha venido de fuera y que para capear ese temporal
su acción de Gobierno durante la pasada legislatura ha sido
esencial, gracias a la cual España va a sufrir poco, en
tanto que nuestras instituciones financieras siguen siendo
solventes, cosa de la que él presume como de algún acierto
propio, en el que ni González ni Botín tienen mucho que ver
(ellos son los jefes del BBVA y del Santander).
Y para rematar la faena, le pide a Rajoy que no obstaculice
la aprobación del Presupuesto General del Estado, como ha
ordenado él al resto de su partido allá donde el PP
gobierne, mientras por detrás le birlaba un voto de un
diputado de UPN, la marca del PP en Navarra y cerraba
acuerdos con vascos y gallegos, a los que tras los mismos,
la crisis seguramente no les alcanzará, tras aumentar sus
ingresos presupuestarios en muchos más millones de euros.
El PSOE de Ceuta, mejor dicho, lo que quiera que se pueda
asimilar a ello, puesto que como PSOE no existe tras la
ignominiosa espantada de la aturdida Toñi Palomo (esta
hilarante despolítica que no sabe ni perder), no tiene ni
pizca de ganas de apoyar los presupuestos de Vivas y menos
desde que el amigo Márquez se medio cachondeara de la Sra.
Ramírez y es casi seguro, que estaban preparando una gran
batería de mensajes para el debate del presupuesto, con la
intención de poner al Presidente Vivas de “chupa dómine”,
pero el anuncio de ZP les ha dejado un tanto descolocados.
La Sra. Ramírez tal vez no se ha coscado aún de que Vivas,
al margen de la instrucción circunstancial de ZP, tiene más
apoyos en el PSOE y en la Moncloa de ZP, que ella misma y
que su silente compañero de escaño y que detrás de ella en
Ceuta sólo está el caos: Carracao, Cerdeira, Lopera, Sergio
Moreno, Justino el del puerto que también quiere ser
alguien, Basilio Fernández y Antonio Gil, de la Encina y el
cuerpo presente de Toñi, que algo ya huele ...
Ella, que se está tomando muy a pecho y con mucha dignidad
su labor de portavoz socialista en la Asamblea, que está
siendo vejada y ninguneada permanentemente por los
populares, recibe además ahora, en lo que podía ser uno de
sus momentos de gloria, la instrucción de callar y apoyar al
gobierno de Vivas y, claro, le rechinan los dientes.
En eso que pretende llamarse en Ceuta PSOE, pero que en
realidad es una delegación de Cádiz, con su delegado de la
Encina a la cabeza, se va a debatir con fruición la posición
que la Sra. Ramírez y su compañero deberán adoptar en
relación con la tramitación del presupuesto de Ceuta para el
año próximo y de ahí las contradicciones aparentes de los
últimos días respecto de un primer “sí” dado, para pasar al
“ya veremos” y con condiciones, cuando en realidad sólo se
les ha pedido que no pongan trabas a la aprobación del
mismo.
En cualquier caso, el PP no debería nunca caer en la trampa
zapaterista y debería devolverle la pelota al PSOE con un
“no queremos cambalaches” y dar a Rajoy la máxima libertad
de acción en un momento como este.
Y esto aunque se equivoque, lo cual visto los antecedentes,
tampoco parece descabellado.
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