Los vecinos del edificio nuevo del Brull, situado entre la
Maestranza y el antiguo acuartelamiento militar, mostraron
ayer su preocupación por el estado en el que se encuentran
los hasta no hace mucho tiempo terenos militares. Las
inundaciones de final de septiembre afectaron a los garajes
de esta casa, como a muchos otros de la ciudad, pero el
estado de descontrol de la parcela militar, ya en manos de
la Ciudad, provocó un corrimiento de tierra y una avalancha
sobre el edificio. Estas viviendas, alrededor de 35, son
recientes. Las llaves se entregaron en agosto, pero muchos
de sus propietarios han decidido retardar su su traslado
allí hasta que esté totalmente acondicionado. A pesar del
poco tiempo de vida, esta construcción ya ha sufrido un
primer varapalo y alguno de los vecinos solicitaron a la
Administración que tome soluciones de inmediato para evitar
más movilizaciones de tierra. “Ya tenemos el miedo metido en
el cuerpo, a pesar de que aquellas lluvias fueron
especiales”. Otros echan la culpa al arquitecto, por no
haber previsto una situación así.
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