Son varios los meses, unos tras otros, en los que parece
haberse abierto la temporada de veda contra el viceconsejero
de Recursos Humanos, Angel Javier Díez Nieto. Asisto
diariamente a la bien estudiada y planeada sinfonía de la
confusión orquestada desde los sindicatos, unos más que
otros, atentando y enjuiciando o, peor aún, dejando en
entredicho, la honorabilidad de este político con argumentos
basados en presunciones de ilegalidades varias en su
quehacer diario al frente de una más que ‘cojonuda’ área de
responsabilidad que siempre estuvo dominada por la coacción
sindical frente a la laxitud del ejecutivo elegido de turno.
La eliminación de las bolsas de trabajo, ese pozo donde
nadaban perfectamente las centrales sindicales, provocó la
apertura de la caja de Pandora y con el la irreal crisis
‘social’ que se pretende lanzar mediáticamente para acogotar
a un Ejecutivo que siempre se ha caracterizado por la mesura
y por huir de escenarios de bronca premeditada. Pues bien, a
raiz de quedar fulminado el granero de apoyos a los
sindical, esto es las bolsas de trabajo; la batalla sindical
se inició.
Más comedida UGT, todo hay que decirlo, CCOO se lanzó con
todo. Un terreno donde le gusta jugar al gurú de las
igualdades, Juan Luis Aróstegui, el permanente teórico e
históricamente incapaz de llevar a la práctica -cuando pudo-
la aplicación de sus teorías. Conocedor de la muy escasa
memoria histórica de este pueblo, anunció, tras el suceso
destapado de la filtración del examen psicotécnico que el
gobierno no iba a salir indemne de esta situación y que poco
a poco se irían dando a conocer detalles de presuntas
irregularidades. UGT otorgaba callando.
Pero, decía, que asisto a una sinfonía de la confusión y una
estrategia de descrédito y atentado permanente contra la
figura del viceconsejero de Recursos Humanos de la Ciudad
Autónoma de Ceuta. Y esto debo reconocer que me produce una
sensación de incomprensión y de lamentable indignación por
cuanto conozco al personaje como para asegurar que pasa por
ser uno de los de mayor integridad y honestidad de los que
he conocido a lo largo y ancho de esta trayectoria mía
personal que se remonta a la década de los ochenta. Y así va
a ser la opinión personal que tengo de Díez Nieto hasta que
un juez me demuestre lo contrario [situación que veo
altamente complicada]. Aún veo peor la muy escasa
contundencia del Consejo de Gobierno en defensa de quien,
pese a no ser consejero, lleva el peso, bien pesado por
cierto, de un área nada fácil y complicada, viciada desde
hace décadas.
No soy capaz de comprender, en estos momentos de grave
crisis económica y financiera; en la que los bolsillos de
todos los ciudadanos medios de esta ciudad pasan por
complicaciones supremas para llegar a fin de mes, el que las
centrales sindicales no muestren una mínima intención de
tregua en sus, seguramente, justas reivindicaciones -o no-
como para colaborar en este proceso para salvar la economía
de la Ciudad.
La batalla sindical planteada, de tener un gobierno capaz de
afrontar dificultades valorando el dejar ‘heridos’ en el
camino [es muy difícil, casi imposible gobernar para el
gusto de todos], podría derivar en que el Ejecutivo asumiera
los consejos que sistemáticamente desoye, desde el CES, en
el sentido de externalizar servicios para evitar los
constantes incrementos salariales que acabarán por torpedear
la economía del Ayuntamiento. En algún momento alguien
deberá poner freno, en aras al bien general [situación en
manos del Gobierno], para enfrentarse a lo que debe ser
considerado como una deslealtad sindical con la sociedad.
Es muy complicado que la sociedad no salga dañada como
consecuencia de la dificultad que tiene el Gobierno de
conjugar la realidad de su personal interno con los del
resto de trabajadores de la ciudad. Hasta el punto que si
algo hay bien claro como objetivo personal de los ciudadanos
jóvenes ceutíes es trabajar para el Ayuntamiento. La
sociedad parece tender a dos castas bien definidas, la del
personal interno del Gobierno y sus empresas, y la del resto
de la sociedad.
Que como consecuencia de una toma de decisión firme que
tienda a situar la realidad y la legalidad por encima de los
intentos de evitar la bronca se produce una guerra abierta
con los sindicatos, será responsabilidad sindical.
Hay que tener en cuenta que el sustento municipal
básicamente viene del otro submundo ceutí, el del personal
no funcionario (trabajadores por cuenta ajena o por cuenta
propia, pequeños y medianos empresarios...) y, por supuesto,
de la financiación estatal y europea.
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