Ha sido la atracción de la pasada
semana en nuestra ciudad, poder contemplar de cerca, tocar y
hasta besar ese gran trofeo que, a finales del pasado junio,
logró nuestra selección.
Y esta pasada semana ese trofeo, esa monumental copa, se
encargó a Ceuta que la protegiera, la tuviera en sus lugares
más emblemáticos y se la ofreciera a todos los ceutíes.
También en esto Ceuta ha demostrado que todo lo que es
español lo considera por derecho y por realidad, propio,
como lo pueden considerar Guadalajara, Alcalá de Henares,
Ávila o Piedrahita.
Aquí, como en cualquiera de esos puntos que hemos citado, en
el mismísimo corazón de Castilla, lo rojigualdo tiene un
sabor único, sabe y huele a unidad, sin fisuras.
Y por ello no es extraño el haber visto, en la tarde del
sábado, antes habría sucedido en otras partes, en el Parador
Hotel La Muralla, colas para hacerse la foto con la Eurocopa,
que esa tarde fue custodiada, protegida y, yo diría que,
mimada por el personal de este emblemático hotel de nuestra
ciudad.
No me extrañó, ni mucho menos, ver como hasta tres
generaciones de una misma familia llegaban a hacerse la foto
ante este trofeo. El nieto que quedaba como el chaval más
feliz al haberse acercado y de verdad para tocar la copa, el
padre por aquello de “yo no voy a ser menos” y el abuelo,
que no quería molestar ya, pero que también posaba al otro
lado de la recepción del hotel y se hacía su foto que va a
tener como su mejor trofeo propio.
Jamás, posiblemente porque no se había logrado nada igual,
hemos visto un atractivo tan grande para mayores y jóvenes,
como ha resultado, en todos los puntos cardinales de nuestro
país, el logro del título europeo.
Habíamos vivido la gloria de los 5 Tours seguidos de Miguel
Indurain, pero eso lo festejábamos los seguidores del
ciclismo, los demás lo valoraban o pasaban de lado; habíamos
vivido las 9 copas de Europa del Madrid, pero eso también se
festejaba por unos seguidores, los madridistas,, mientras
que en los polos de los “acérrimos anti” hubieran rezado a
todos los cielos y a todos los dioses para que esos triunfos
no llegaran.
Con la Eurocopa ha sido todo distinto. Aquí, y eso que
acompañándola va siempre, mejor fuera, la bandera de todos
los españoles, no ha habido nadie que haya vuelto la vista
hacia otro lado para no verla. Es un trofeo que cada español
lo ha hecho un poco suyo y a su lado hemos visto arropándola
esa bandera de la que no se podía hacer uso, a veces, si es
que no querías que te llamaran facha.
Al lado de la Eurocopa, y por tanto de la bandera de nuestro
país, que es España, se han puesto los más acérrimos del
fútbol, los que han tenido que soportar, a veces, por otras
razones, ser tildados de fachas y los “progres” baratos que
no querían pasar al lado de los colores de esa bandera.
Para algo más que para entretener a las masas ha servido el
fútbol y, especialmente, el trofeo más importante logrado
por nuestra Selección y que, curiosamente, con esos “paseos”
que se está dando a esta Eurocopa, también en más de un
momento a los seguidores – seguidores del fútbol se les
olvida que hemos logrado la gloria futbolística en época de
crisis, y que fútbol y toros no sólo le sirvieron a Franco
para adormecer al personal, puesto que ahora, también, el
fútbol echa una cortina de humo a la situación nada
halagüeña que tenemos.
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