Un señor, muy preocupado, me para
por la calle para preguntarme si los escudos con las
diferentes provincias españolas que hay en la Plazoleta del
Teniente Reinoso, van a desaparecer con ls obras que está
haciendo. Mi contestación s rápida, no tengo ni la más
remota idea, pero le prometo que haré unas gestiones para
enterarme bien del asunto.
Cumplo mi palabra, y desde aquí desde ya, le puedo
garantizar que los escudos con las distintas provincias
españolas volverán a ponerse, todos ellos nuevos pues los
que había hasta ahora están muy de deteriorado. Espero,
querido amigo, que esto le tranquilice y pueda seguir
observando al final de las obras, esos escudos que, al
parecer, tanto bien le hacen a la vista.
Hay preguntas en las que encuentra uno la satisfacción de
poder contestar mientras otras, sintiéndolo mucho no las
puedo contestar por falta de conocimientos sobre las mismas
o porque las gestiones realizadas no llegan a buen puerto.
Antes de dar una contestación / las preguntas que me
realizan, me gusta contrastar la noticias. Jamás contesto a
ninguna de ellas, basándome en un rumor. Los rumores, por
mucho que se empeñen algunos, no son la antesala de la
noticia simplemente son rumores.
Aclarado el asunto, con la satisfacción de haberle dado una
alegría a este lector mío, me voy a escribir sobre la cosa
que quería escribir, y que no es otro que tratar que me den
el premio Nobel de Economía. Me explico
Creo tener el conocimiento suficiente para saber como
podemos salir de la crisis con sólo veintidós millones y
medio de euros, siempre y cuando la población española sea
de cuarenta y cinco millones de habitantes.
No le daba, por supuesto, los cien mil millones de euros a
la banca. Lo mío es mucho más fácil y con ahorro de los de
aquí te quiero ver, sólo veintidós millones y medio de
euros.
Verán, le daba medio millón de euro a cada español. De forma
que de esa cantidad le descontaba lo que debiesen de
hipotecas a los bancos, con lo cual los bancos cobrarían las
deudas pendientes de todos los que les deben hipotecas y
tendrían dinero.
Con ello le habríamos solucionado a los que deben hipotecas
su problema, y a los bancos que cobrarían las deudas
pendientes con lo cual volverían a tener liquidez o sea, en
castellano, dinero contante y sonante con el que,
nuevamente, poder operar.
A los que no tienen hipotecas, con ese medio millón que les
doy, se tendrían que comprar obligatoriamente una vivienda
consiguiendo, con ello, acabar con a crisis de la
construcción y, al mismo tiempo, la recuperación de puestos
de trabajo, no sólo en la industria del ladrillo, sino la
recuperación de todas esas industrias que giran alrededor de
la construcción.
Libres de toda deuda, los españoles de España, volveríamos a
consumir y se aumentarían los puestos de trabajo, y todo
ello por sólo veintidós millones y medio de euros.
Sé, positivamente, que no seme hará ni… caso, pero ahí queda
la solución de la crisis, y aunque esté feo decirlo y más
señalar, servidor premio Nobel de Economía. ¿O no?
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