La imagen de la ciudad, desde
primeras horas de la mañana plagada de visitantes
extranjeros, es una de las maravillas que la vista no debe
perderse. Sobre todo de aquellos que son claramente
conscientes de la importancia que el hecho supone para
Ceuta.
La campaña crucerística, realmente exitosa, lograda por las
gestiones de la Autoridad Portuaria, después de árduos
esfuerzos en su participación en distintos foros
profesionales de ámbito internacional, da sus frutos. La
muestra es clara. Los ceutíes nos estamos acostumbrando a
que con una cadencia cada vez más corta los buques plagados
de turistas atracan en el puerto de Ceuta.
Eso provoca que el desembarco masivo de los cruceristas sea
una realidad en los días de llegada de este tipo de naves
del ocio y del disfrute. Por tanto, hay compañías que ya han
ubicado a Ceuta como punto de descanso en sus distintas
rutas mediterráneas o atlánticas, lo cual es un logro que
merece la pena mantener, proteger y mimar.
Los más de 1.700 visitantes que ayer pululaban por la ciudad
han entrado en comercios, bares y cafeterías... y han
consumido a lo largo de las más de ocho horas de
esparcimiento que tenían en tierra firme. Este medio ha
podido hablar con numerosos turistas y ha comprobado el
grado de satisfacción existente por la belleza de la ciudad,
por ser ‘very clean’ [muy límpia], ‘beautiful’ [preciosa] y
coqueta. Pero el punto negativo lo veían en algunos precios.
La queja fundamental radicaba en las tarifas de un café o
una simple caña. Es lamentable que existan quejas porque por
un sencillo cafe no puede pedirse 3 euros, ni por una caña 8
euros. Eso ha sucedido y quedará constancia como denuncia en
el ‘Thomson Destiny’ donde viajaba el damnificado grupo de
británicos quejosos. ¿Quién puede controlar semajente
desfachatez?. ¿Puede la Ciudad estar vigilante y exigir
junto con Turismo que las tarifas de precios, como es de
obligado cumplimiento, se encuentren expuestas al público en
los idiomas español y los oficiales de la UE?.
Mañana llega a puerto otro crucero con casi un millar de
británicos a bordo.
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