Siempre hay motivos suficientes para caer en ella sean
internos o externos ya que como advierten los profesionales
de Salud Mental, llevamos un ritmo de vida cada vez más
acelerado en el que la economía y el mercado priorizan las
metas a conseguir.
Cuando los objetivos marcados por el ser humano no son
factibles, en muchos casos excesivamente ambiciosos, llega
el derrumbe, la tristeza, la melancolía. Y el acompañamiento
de la depresión, una enfermedad muy frecuente que afecta a
cualquier persona, independientemente de su raza o condición
social. Cada vez se diagnostican más personas que padecen
depresión y ya es una de las principales causas de
discapacidad en todo el mundo, tal y como acreditan diversos
organismos como la Sociedad Española de Psiquiatría
Biológica o la Confederación Española de Agrupaciones de
Familiares y Personas con Enfermedad Mental.
Los síntomas de la depresión son muy diversos y varían de
unas personas a otras aunque habitualmente suele estar
presente una tristeza importante que suele ir acompañada de
una falta de interés por la generalidad de las cosas.
“Trabajaba muchas horas al día, no tenía tiempo para nada y
empecé a sentir tristeza sin ningún motivo aparente. Todo
empezó con ataques de ansiedad, que me daban en cualquier
sitio; en tiendas, supermercados y me daba miedo incluso
salir a la calle”, explicó un joven ceutí con depresión
diagnosticada.
Las causas de la depresión son diversas y se pueden englobar
en factores genéticos (que predisponen a la aparición de la
enfermedad) y situaciones de dificultad en la vida de las
personas (problemas laborales, familiares u otros). Se ha
descubierto que la depresión se relaciona con un cierto
desequilibrio en unas sustancias (neurotransmisores) que se
trasmiten por las células nerviosas del cerebro (neuronas).
Cuando estos desequilibrios coinciden en las neuronas con
situaciones complicadas puede favorecerse el desarrollo de
la depresión.
“Sentía muchísima tristeza interna, miedo, baja autoestima.
Y pierdes el sentido del futuro, incertidumbre, e intentas
aislarte y desaparecer. Me diagnosticaron un trastorno
ansioso-depresivo que me apareció al ver que no podía
realizar una vida normal”, confesó el paciente. El
tratamiento de la depresión habitualmente consta de una
vertiente psicológica y una farmacológica que van unidos de
la mano para propiciar una posible cura. “Pensaba que me
estaba volviendo loco, que sólo me podía pasar a mí pero
todo cambió cuando fui al psiquiatra. Me recomendó que
confiase plenamente en él y le contase todo, incluso que no
me sentía bien ni identificado frente al espejo. Luego
conocí a más personas en mi mismo caso y con ansiolíticos,
antidepresivos y el apoyo del especialista fui notando
mejoría”, sintetizó el usuario.
Existen tratamientos, apoyo médico, fármacos y cura aunque
como explica el experto Luis Rojas Marcos, psiquiatra y
literato, en su obra ‘Nuestra incierta vida normal’, “la
capacidad de superación no es un mito ni un misterio sino
una habilidad que tiene el ser humano; ese algo interno que
te hace subir hacia arriba y luchar”.
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Diez ideas para mejorar la salud mental
Mantener una actitud positiva ante
las circunstancias de la vida: buscar siempre los aspectos
agradables. En la vida cotidiana ser consecuente con la
manera de pensar. Evitar el estrés innecesario: buscar
siempre objetivos realistas. Hablar abiertamente de los
sentimientos con las personas más próximas a su entorno.
Mostrar siempre una actitud conciliadora y abierta al
diálogo. Mantener una dieta saludable. Descansar todos los
días las horas necesarias para sentirse bien por la mañana.
Realizar una actividad física regular. Evitar el consumo
excesivo de alcohol y el de otras sustancias tóxicas. Y
finalmente, ser conscientes de la importancia de sentirse
bien. Estas son las diez ideas para una mejor salud mental
proclamadas por diversas entidades en el Día Europeo de la
Depresión, celebrado el pasado 9 de octubre.
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