No era una fecha que me hubiera
llamado la atención especialmente, en ningún momento. En
estas fechas el tiempo suele ser normal, las clases ya han
comenzado, la temporada futbolística está a pleno
rendimiento, con lo que no había nada que nos dijera que se
trataba una fecha a tener en cuenta.
Jamás se me hubiera ocurrido reivindicar nada ese día y lo
que jamás se me hubiera ocurrido el día seis de octubre
hubiera sido mostrar mi reivindicación , rotulando la calle
más pequeña o la plaza más grande de mi pueblo para dejarme
ver, aunque fuera saltándome las normas más elementales de
la convivencia democrática.
A partir de ahora, sin embargo, tomando como base la
“gamberrada” propugnada por Aróstegui con esa rotulación,
habrá que plantearse una fecha reivindicativa de una calle,
de una plaza o de un callejón, y yo para rotular eso voy a
elegir el 15 de octubre. Me dirán que ¿Por qué?, y mi
respuesta es que así pondré el nombre de Santa Teresa a la
calle, plaza o callejón que haya elegido, sabiendo que voy a
contar con la anuencia de una gran parte de la Iglesia y,
posiblemente, de muchos de los políticos de turno, que hayan
estado cerca de los altares.
Y digo de los políticos de turno, porque si desde el día 6
hasta el 15 de octubre le han permitido a Aróstegui lucir su
rótulo, y ya veremos por cuanto tiempo más, los demás, que
también pagamos impuestos, no vamos a ser menos.
Yo, que a veces soy un poco ingenuo, creía que los políticos
se tomaban en serio algo, pero veo que, ni los que de verdad
parecen serios, ni siquiera esos, ponen todo lo necesario
para decir. “Basta ya”. Eso es lamentable.
Con Aróstegui parece que se han cerrado los ojos, al menos
desde el día 6 hasta el 15 de octubre, luego ya veremos. Y
yo no creo que el PP le tenga que agradecer nada, como para
permitirle marcar su terreno, cuando políticamente Aróstegui
hoy es un fracasado, con lo que no es nadie para organizar
“la circulación”, “las finanzas”, “los deportes”, “los
festejos”, o la rotulación de una placita que, lo de menos,
es si tiene mucha extensión o poca y lo de más es que ha
sido apadrinada por alguien que lleva fuera de las
instituciones políticas oficiales el mismo tiempo que yo,
desde junio de 1995.
Y yo no justifico pero si comprendo que Aróstegui quiera ser
lo que ya no podrá ser nunca, porque no va a lograr los
votos para ello, pero lo que no comprendo y menos justifico
es que el Gobierno de la Ciudad no haya quitado ya ese
rótulo, además de haber cursado la correspondiente denuncia.
Lo que hizo Aróstegui con esa rotulación fue saltarse las
normas, ya establecidas, y el Gobierno de la Ciudad ha
respondido con un silencio inexplicable que cuesta trabajo
entender.
Porque nadie debe creer que esto, por parte del PP, es darle
las gracias a Aróstegui porque cada vez que hay elecciones,
el político que va de fracaso en fracaso, apoya al PP
fastidiando al PSOE, ya que al presentarse él, hay 18 votos,
no más, que dejan de ir al PSOE.
Nadie debe creer esto porque, ahora mismo, y mientras Juan
Vivas sea el cabeza de lista del PP, la mayoría absoluta la
tiene asegurada la candidatura de Juan Vivas, cosa que será
más discutible el día que Juan Vivas no sea el cabeza de
lista de esa formación política.
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