La crisis causada a once empresas ceutíes por el impago de
las subcontratas Cabed y Tracobe en la obra de la nueva sede
del INSS ha sido la gota que ha colmado el vaso.
Las empresas ceutíes de diversos sectores y susceptibles de
ser empleadas como subcontratas en las grandes obras se han
reunido para redactar un documento marco que funcione a modo
de contrato de garantías. Las subcontratas se ‘blindan’ ante
las empresas de dudoso crédito y solvencia.
La Cámara de Comercio acogió el jueves una reunión con
presencia de pequeñas y medianas empresas, de diversos
sectores, con un nexo común: poder ser subcontratadas por
una gran corporación en el desarrollo de una obra civil,
pública o privada de envergadura. La intención de este medio
centenar de empresas es protegerse ante la llegada de
corporaciones de dudosa solvencia, según explicó Pedro
Castillo Mira, representante de HOARCE.
Hasta ahora muchas de estas empresas han pecado de
confiadas. El caso más flagrante es el que acaba de salir a
la luz, el de las subcontratas de Ferrovial: Cabed y Tracobe,
propiedad de Antonio Benítez. “Firmábamos contratos sin
leerlos a fondo por tratarse de grandes obras. Algún día
esto tenía que pasar”, afirmó.
Así, estas pymes apuestan por crear una especie de contrato
de garantías que han de suscribir quienes deseen
contratarlas. Una carta que tiene tres puntos
imprescindibles según Castillo Mira: la empresa que contrata
deberá ser subsidiaria del coste de los materiales; la
empresa que aplace los pagos a las subcontratas deberá
correr con los ‘gastos de papel’ y finalmente será
preceptiva la realización de un estudio sobre la solvencia
económica de la empresa contratante.
El próximo jueves habrá una nueva reunión, con más
representados, para acabar de perfilar el documento.
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