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OPINIÓN - VIERNES, 17 DE OCTUBRE DE 2008

 
OPINIÓN / COLABORACIÓN

Los sueldos en el Ayuntamiento a debate

Por Ramón Ros


El inicio del nuevo curso político local ha despertado una de las polémicas más importantes para el actual Gobierno de Ceuta: la de los costes salariales y su impacto en el presupuesto general de la ciudad y en la economía de Ceuta en general.

El baile de cifras respecto de estos costes resulta chocante, pues en función de quien de las cifras, sindicatos o administración, el ciudadano puede llegar a la conclusión de que nadie sabe exactamente cuanto cuesta sostener la plantilla municipal. Y lo cierto es que las matemáticas no suelen ofrecer errores de tanta dimensión cuando se trata simplemente de sumar.

Si las cosas siguen como van, los costes de personal de nuestra institución local, rondarán algo más de ochenta y cinco millones de euros anuales, lo que en comparación con la totalidad del presupuesto, coloca este capítulo en una tercera parte de todos los gastos previstos para un ejercicio.

La falta evidente de control sobre este gasto, junto con la avidez sindical para seguir obteniendo mejoras económicas, hacen que se junten el hambre con las ganas de comer, pero vayamos por partes.

¿A qué nos referimos cuando hablamos de falta de control en este gasto?. Para explicarlo daremos algunos enunciados:

.-Cada área del Gobierno no tiene definidas sus necesidades de personal

.-No existe, por tanto, una relación de puestos de trabajo que permita el máximo aprovechamiento de los recursos humanos existentes ni su profesionalización.

.-La movilidad horizontal es decidida por razones de interés particular en muchos de los casos en que se produce.

.-Las reclasificaciones de grupos, con el correspondiente incremento de costes salariales, no se justifican debidamente.

.-La jornada laboral, que emana de los convenios, impide en la práctica que muchos servicios esenciales desarrollen su actividad durante la misma, optándose por el abono de servicios extraordinarios u otras alternativas horarias, que por su periodicidad parecen ya ordinarios.

.-El incremento de plantillas, sobre todo en las sociedades, obedece generalmente a intereses distintos a las necesidades reales, relegándose a la nada los conceptos de racionalización y productividad.

.-La estructura y confección definitiva de las nóminas, no recoge en muchos casos el trabajo efectivamente realizado, consolidándose conceptos antiguos de necesaria depuración.

.-Las contrataciones temporales se utilizan de modo arbitrario, sin examinar con determinación la necesidad real de las mismas.

A todo este rosario de enunciados, que podríamos desarrollar en varias páginas, se le junta como decíamos antes, la presión permanente de unas centrales sindicales incapaces de ver más allá de sus intereses corporativos, sin tener en cuenta que un exceso de carga de los gastos de personal sobre el conjunto de la institución, puede poner en riesgo a la misma, ante la incapacidad de financiar tantas obligaciones.

El Consejo Económico y Social de Ceuta, ya ha advertido en varias ocasiones de la necesidad de controlar estos gastos, por poder llegar a ser insoportables, máxime en situaciones de recesión económica, en las que la recaudación desciende notablemente, proponiendo incluso la externalización de algunos servicios para que sea la iniciativa privada quien los gestione. Pero el Gobierno de la Ciudad, año tras año viene desoyendo estas recomendaciones con los consiguientes incrementos en los costes salariales, que como decíamos al principio alcanzan ya cifras de consideración.

La sima que se abre entre las retribuciones de los trabajadores municipales y los del resto de empresas privadas de Ceuta, comienza a pasar factura a la sociedad ceutí, que acaba viendo en la Ciudad Autónoma la única forma de empleo que merece la pena, por cuanto la fórmula final de reparto se plantea profundamente injusta, al ser los peor retribuidos quienes, con sus impuestos, pagan los sueldos de los mucho mejor retribuidos.

La última polémica suscitada entre las centrales sindicales con representación en la Ciudad Autónoma y el Gobierno de la misma, ha puesto nuevamente de manifiesto la falta de estrategia y de determinación por parte del mismo, puesto que lo reclamado por los sindicatos, en forma de fondos adicionales y mejora de las pagas extraordinarias, carece de fundamento y, desde luego, en caso de autorizarse definitivamente, empeoraría las cosas.

Los fondos adicionales que reclaman las centrales sindicales, fueron destinados por el Gobierno de España para los funcionarios de la Administración General del Estado, quienes llevaban reclamando una actualización de sus salarios durante años, frente a los elevados sueldos de los funcionarios dependientes de las Comunidades Autónomas y de las Entidades Locales, al igual que la mejora de las pagas extraordinarias en la parte referida a sus retribuciones complementarias.

La aplicación de los fondos adicionales en el caso de la Ciudad Autónoma de Ceuta, no es por tanto de obligado cumplimiento, máxime si se tiene en cuenta las importantes diferencias retributivas a favor de los funcionarios locales respecto de sus homónimos estatales y cualquier acuerdo en este sentido, deberá contemplar la no extralimitación en las posibilidades presupuestarias, los techos de incrementos globales establecidos por la ley y, sobre todo, el sentido común, la racionalidad en la administración de fondos públicos y el decoro. En este sentido, los informes obrantes en poder de la administración local le permiten adoptar medidas de prudencia en favor de la contención.

En relación al asunto de la mejora de las pagas extraordinarias, la deslealtad sindical (y en caso de autorizarse, la del Gobierno para con la sociedad ceutí) es clamorosa, puesto que desde hace años, los empleados municipales perciben en su nómina anual las cantidades equivalentes a las mejoras que ahora pretenden respecto de las dos pagas extraordinarias, debiéndose únicamente modificar la estructura de las nóminas para sacar a la luz lo que de modo opaco hasta ahora se ha estado realizando.

La comunicación del Gobierno de Ceuta en relación con este asunto ha dejado mucho que desear, puesto que se ha pasado de la firmeza manifestada por la portavoz del gobierno, Yolanda Bel, que se amparaba y seguramente con razón, en los informes obrantes en poder de la administración, a una nueva negociación con el Consejero Márquez al frente, para alcanzar un acuerdo que, de producirse, supondrá la claudicación de las posiciones del gobierno frente a las de los sindicatos.

Lo cierto es que cada vez se levantan más voces en Ceuta, contra una política de personal al servicio de la administración local, que prima lo de dentro frente a lo de todos, que ven poca solidaridad en los trabajadores municipales, a los que además no consideran suficientemente productivos, y escasa firmeza en las posiciones de un Gobierno que parece más empecinado en evitar el ruido que en hacer bien su trabajo, mientras al resto de ciudadanos que cada vez lo tienen más crudo para llegar a final de mes, se les olvida en las políticas de fomento de la actividad económica y se les carga con subidas de impuestos.

Veremos como queda todo el asunto, pero si parece necesario que alguien empiece a pensar, en que fuera de la casa grande existe un inmenso mundo que necesita de verdad ayuda y que puede llegar a cansarse de sostener algo que al final no presta otro servicio que el de alimentarse a si mismo.
 

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