La Ciudad le entrega la medalla de
oro a la Guardia Civil y descubre una estatua de la
Benemérita en sitio céntrico. La Guardia Civil es una
institución cuyos miembros han sabido adaptarse a los
tiempos que corren y son los que generan más confianza entre
los ciudadanos.
Camino hacia el Hotel Parador de la Muralla, un día más, sin
saber que en él se va a servir el vino español que va detrás
del correspondiente acto institucional. Y cuando me hallo en
la plaza de África, coincido con Jesús Fortes.
A Jesús, cuando le veo, que es de higos a brevas, es raro
que yo no trate de tirarle de la lengua, a ver qué me
responde. Y se me ocurre decirle, en esta ocasión, que se le
está poniendo cara de futurible delegado del Gobierno. Y no
vacila lo más mínimo en contestarme: “Yo estoy siempre a
disposición de la calle Génova”. Es decir, que JF lo tiene
muy claro: dirigentes del PP, a mandarme que para eso estoy.
Como voy por libre, me sitúo en la barra de la cafetería del
Muralla, concretamente en el famoso rincón, y pocos minutos
después me encuentro rodeado de políticos. Me agrada
sobremanera darles palique a José Antonio Rodríguez,
a José Luis Morales y Jaime Wahnon. Cuando
llega Inmaculada Ramírez se me alegran las
pajarillas. La portavoz socialista tiene unos deseos enormes
de aprender y se le ha despertado la curiosidad. Por lo que
a mí me chifla contarle historias de ayer y de hoy.
En un momento determinado, Morales y Rodríguez me invitan a
que les acompañe ante la presencia de Juan Vivas que
se encuentra, según ellos, en la terraza del hotel
conversando con el comandante general. Y les digo que nones.
Que yo me quedo en mi sitio. En la barra donde Manolo
González Bolorino está siempre presto a ser oyente de
cualquier intercambio de impresiones. Nada más llegar le
recuerdo que he tenido a bien destacar el trabajo que viene
haciendo en la televisión pública, de la que es gerente él,
Beatriz Palomo. Ante la perplejidad de José Manuel
Domínguez. Quien, de vueltas de su aventura esteponera,
parece ser que disfruta de un equilibrio acorde con las
exigencias de su trabajo.
González Bolorino y Domínguez no pierden de vista a
Francisco Paris, que merodea por la zona. Y, de vez en
cuando, acuden los dos a darse el pico con el asesor
presidencial. Y es que el poder necesita de atenciones y
además las reclama a la menor ocasión. De lo contrario, no
sería poder.
Poder el que tiene Fernando Jover. El cual aparece
bien acompañado. Y pronto se me acerca para presentarme a la
vicerrectora de Tecnologías Aplicadas de la Universidad de
Educación a Distancia, Covadonga Rodrigo, que viene a
inaugurar el curso 2008-09, de la UNED en Ceuta, en nombre
del Rey. Y, tras la presentación, allá que pasamos al
comedor. Donde Covadonga, bilbaína ella y residente en
Madrid, lució garabato del bueno.
Así, a ver quién es el guapo, o la guapa, no vaya a ser que
Bibiana se nos enfade, que le escatima los elogios al
director de la UNED: que ha inaugurado el curso con cerca de
500 alumnos hasta el momento. Sí, ya sé que los éxitos de
Fernando producen envidias, claro. Pero él tiene la
habilidad de combatir las habladurías de los envidiosos con
buen talante y una ironía más afilada que una chaira
albaceteña.
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