Una asociación que no tiene que ver con lo catalán pero que
es catalana por derecho. La Casa de Ceuta en Barcelona, con
toda su historia a cuestas y como una verdadera embajada de
la Ciudad Autónoma en el país de los “boletaires”, de los “castellers”,
del Conde Grifè “El Pilós” del que se supone vienen los
cuatro surcos de sangre de la bandera catalana, no podía
dejar de continuar con su ya conocida expansión de
actividades culturales, deportivas y sociales.
Dentro del conjunto de estas actividades, se celebró, el
pasado sábado día 11, la veterana y estupenda Jornada
Gastronómica anual, esta vez con un concurso de tortillas
enmarcado por una exposición de libros de cocina, originales
y poco conocidos.
Dentro de la exposición de libros de recetas de cocina,
pudimos apreciar tomos antiguos de recetas hoy
desaparecidas, que pudiéramos decir de nuestras
tatarabuelas; libros de artistas famosas que, supuestamente,
pusieron su piquillo en el fogón, como Isabel Pantoja
(cuando era feliz comiendo perdiz con Paquirri) y Sofía
Loren (cuando Carlo Ponti no se fiaba un pelo, y eso que no
tenía, de los spaguettis ajenos)… y otros más modernos
dedicados a la cocina rápida española (pollos achicharrados
en microondas).
En la exposición, ahora de auténticas tortillas no de
recetas, se pudo admirar pero no catar, antes de que pasara
el Jurado, una colección de decenas de tortillas tan
diferentes como razas inmigran a este país… tortillas
blancas, por los huevos de perdiz; tortillas negras por las
olivas del mismo color; tortillas piel roja, por los tomates
y zanahorias; tortillas amarillas, por las mahonesas,
champiñones y demás; tortillas incaicas, por la de
pinchitos, habas y demás; tortillas marrones, por los
corderos y carnes permitidas por el Islam; tortillas
extraterrestres, por el verde de las verduras…, paremos el
carro, creo que no he omitido a ningún punto del Universo.
No me quise perder, por supuesto, la actuación del Jurado
que tenía que elegir la Mejor Tortilla Presentación y la
Mejor Tortilla Degustación.
El Jurado lo formaban Rafael Corral, presidente, y Julio
Carmona, secretario general de la Casa. Estaban “vigilados”
por el vice-presidente, Manuel Cazorla, que no paraba de
pasarse la lengua por los labios cada vez que el Jurado
tiraba un mordisco a las tortillas para catarlas.
Como notario del acto, podríamos decir, estaba yo con
cámaras de foto y de vídeo para asegurar que todo era
correcto. Confieso que mi estómago empezaba a protestar, con
temblores “in crescendo”, al ver a los dos miembros del
Jurado probar las tortillas una y otra vez.
A decir verdad, el Jurado se las vio y deseó para tomar la
decisión definitiva, A más de que todas las tortillas eran
magníficas, de vista y de apetito, la mezcla de distintas
razas, perdón, digo sabores hacían poco menos que imposible
distinguirlas. La solución: una botella de buen vino de
Rioja con el que quitar el sabor del bocado pasado para
probar el del futuro. Pensé, mal pensado que es uno o acaso
un poco envidioso, que los miembros del Jurado o bien
acabarían reventados o cuanto menos borrachos. Ni lo uno ni
lo otro, aguantaron como iberos el largo tren de huevos
mezclados con las mas variopintas viandas culinarias. Luego,
más tarde, vino lo peor para el Jurado ¡tuvieron que cenar
las tortillas y otros platos con los socios! Si no entran en
el Guinnes será porque ellos no quieren.
Al fin, tras poco menos de media hora probando tortillas,
tomaron la decisión de conceder los premios y así lo
comunicaron al expectante público.
Mejor Tortilla Presentación, la realizada por la socia Pepi
Medina González.
Mejor Tortilla Degustación, la realizada por la socia Tere
Muñoz Fernández.
Al finalizar la entrega de los diplomas acreditativos, se
procedió a celebrar una cena con todos socios de la Casa de
Ceuta en Barcelona con el broche final de que se zamparon
todas las tortillas y culminaron una Jornada Gastronómica
que poco puede envidiar a otras.
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