La política, desde mí particular
punto de vista, se está convirtiendo en un zoco de venta al
por menor donde, por supuesto, la mejor forma de comprar es
el regateo. Te doy esto, si tú me das lo otro. De acuerdo en
darte lo que me pides, pero no por ese precio, me tienes que
dar el doble de lo que me está ofreciendo, sino déjalo no
hay trato.
Te en cuenta de que has sido tú el que me has venido a
ofrecer la compra de ese artículo. Un artículo que se lo
debo al proveedor y que de alguna forma tengo que encontrar
para pagarle y que me quede alguna ganancia. El negocio, es
el negocio.
No, si no te quito la razón, pero es que no me puedo pasar
del precio que te he ofrecido. Claro que, por otra parte, si
no me vendes ese artículo, difícilmente podré obtener el
dinero suficiente para conseguir lo que tengo en mente.
Pues eso es lo que hay, ve y consúltale a tu jefe a ver cuál
es su opinión, sobre el precio al que te he ofrecido el
artículo que tanto interés tenéis en comprar. Si le interesa
bien, sino lo dejamos y aquí no ha pasado nada.
¿Podrás convencer a tu proveedor de qué me vas vender tu
artículo, a pesar de deberle a él todo el material de tu
empresa?.
De eso no te debes preocupar. Tú consigue de tus jefes el
dinero, que ya me encargaré de darle “mico” al proveedor. Le
haré otra promesa que le dejará satisfecho. Para mí, el
negocio es el negocio, por encima de cualquier otra cosa,
incluidas las ideas que ya sabes que no existen. Ya lo dijo
Quevedo: “poderoso caballero es don dinero”.
En fin creo que no habrá problemas, y que podré conseguir de
mis jefes la cantidad que me has pedido. Particularmente, he
estado haciendo cuentas y a pesar de lo que tenemos que
pagar a otros, que también tienen artículos que nos
interesan, lo tuyo es fácil de conseguir.
Te advierto que la contestación la quiero pronto, pues
mañana me tengo que reunir de nuevo con el proveedor y debo
encontrar la forma de irle dándole largas la asunto, sin
dejarlo sospechar mucho que mí intención es venderte a ti lo
que me pides.
Mira por ahí viene mi proveedor, márchate y que no te vea
conmigo. Si te ve, me va a ser muy difícil convencerle de
que entre nosotros no hay nada. Hola, ..., te estaba
esperando, una copa. Vale, te la acepto, sabes que eres uno
de mis clientes preferidos. Por cierto espero que no le
venderás mí artículo a los contrarios. Hombre,…, es que el
ofrecimiento no es para rechazarlo. De acuerdo, no te
olvides, que si estás dond estás todo me lo debes a mí. Sin
mi apoyo no eres nadie. Imagínate, si en tres años me hago
con todas las exclusivas del país lo qué haré contigo si me
traicionas.
El mundo da muchas vueltas, igual me necesitas, de nuevo,
para que te venda alguna mercancía. Nunca se sabe
Puede que lleves razón, pero con esa venta que quieres
hacer, me está llevando a la ruina. Te das cuenta.
Esta conversación la pueden trasladar a donde ustedes
quieran, porque en el zoco que se ha convertido este hermoso
país, todo se vende y todo se compra.
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