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OPINIÓN - MARTES, 14 DE OCTUBRE DE 2008

 

OPINIÓN / EL OASIS

Frase con valor de diagnóstico
 


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

Yo quisiera ser delegado del Gobierno teniendo un alcalde como Juan Vivas, dijo éste el jueves pasado, mientras pegaba la hebra en un corrillo formado por varias personas afines al partido socialista y ante la mirada atenta y el oído presto de José Fernández Chacón, durante la celebración del acto institucional perteneciente a la Guardia Civil.

La afirmación del presidente de la Ciudad, tras haber salido a relucir, así por encima, las buenas relaciones entre ambas autoridades, tiene un valor incalculable. En principio, porque nunca le había oído hablar de él en esos términos. Y luego, porque creo que la frase es digna de ser analizada. Para mí, y sin ánimo de darme pote, la forma de pronunciarse de JV, ante mi presencia, era merecedora de titular en la primera, de haber estado en ese grupo cualquiera de los periodistas dedicados a la información.

Debo decir que en lo expresado por Vivas no aprecié el menor atisbo de ironía ni tampoco advertí que se hubiera producido por una ráfaga de soberbia que ni él, tan dado a controlarse, podría evitar llegado su momento. Pues sus palabras salieron revestidas de seriedad a la par que sus facciones mostraban un estado de tranquilidad superior.

Lo que sí le noté al presidente de la Ciudad fue su deseo de decirnos que las relaciones tan cordiales con el delegado del Gobierno le suponen cierto desgaste en el seno de su partido. Puesto que él conoce sobradamente a quienes les disgusta que la cohabitación transcurra por cauces de tanto respeto, educación y entendimientos mutuos.

Y deduje también que el presidente estaba harto de ser puesto en la picota por parte de esos descontentos a quienes les agradaría que entre él y Fernández Chacón se produjeran todos los días desencuentros suficientes para tener ellos, los contrarios a las buenas relaciones, motivos suficientes para sambenitar al utrerano.

Es más, me atrevo a decir que si Vivas no tuviera el tirón electoral que tiene, y que gracias a él el Partido Popular -en Ceuta- está viviendo los mejores años de su historia, seguro que estarían maquinando contra el presidente todos los días y fiestas de guardar, con el único fin de aburrirlo y quitárselo de encima.

Juan Vivas, por si todavía no se han enterado algunos, nunca fue bien visto por Javier Arenas. Y lo he dicho en repetidas ocasiones, aportando las pruebas oportunas. Y por más que Arenas trate de sobreponerse a esa tendencia contraria a nuestro presidente, no puede evitar que su cara refleje la quina que está tragando.

Lo que no disimula el presidente regional del PP en Andalucía es su afecto por Francisco Antonio González y Pedro Gordillo. A quienes considera políticos populares que se han ganado el derecho a lucir el distintivo de pata negra.

Dicho lo dicho, y aunque los haya dispuestos a contradecirme o a murmurar que estoy yéndome por los cerros de Úbeda, bien harían Vivas y Fernández Chacón en no caer en la trampa de los enfrentamientos porque sí.

Aunque tropiezan, quienes así lo desean, con dos inconvenientes de mucha fuerza: el primero es que el delegado del Gobierno viene avisado de Melilla; donde Imbroda, otro hombre de Arenas, trató de crucificarlo. El segundo es que el presidente de la Ciudad tiene el tirón de la calle.
 

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