Podía ser el mejor regalo, y no es
que estemos pidiendo algo que no nos pertenezca, que llegara
a Ceuta el próximo año.
Un hospital, a tono con las necesidades de la primera década
del siglo XXI, es lo más necesario para esta ciudad que en
cuestión sanitaria está a años luz de lo que merece y de lo
que hoy necesita.
A lo largo de los últimos 20 años hemos oído a políticos de
todos los pelajes, en las sucesivas elecciones, llevar como
bandera la construcción de un hospital, en la mayor parte de
los que prometían eso había una idea de lo que es poner en
funcionamiento un hospital, similar a la idea de abrir un
bazar cualquiera, en los años del “imperio del transistor”.
No eran serias esas promesas casi nunca, y ahora, cuando se
abre, ante los próximos 12 meses, la posibilidad de que el
hospital de Ceuta esté funcionando, a pleno rendimiento,
podemos decir que, aunque fruto de mucha palabrería barata,
durante muchas legislaturas, por fin, el hospital será una
realidad en Ceuta.
Y es bueno que el próximo año, por estas fechas, ya esté
funcionando. Mejor sería que estuviera ya, pero esa apertura
de un centro sanitario, imaginamos que, a la altura de las
necesidades de hoy, paliará un poco las preocupaciones que
cada día más hay, en esta época, por el problema de la
crisis que nos azota, sin piedad.
La llegada a Ceuta de la directora general del INGESA, Sara
Pupato, hace muy pocos días, no ha sido para hacer turismo,
ni para acrecentar el número de viajeros que llegan en los
cruceros.
La llegada de Sara Pupato ha traído la confirmación de que
el nuevo centro estará a pleno rendimiento a finales del
próximo año.
Y con esta visita, ¡¡ojalá hubiera muchas de este tipo!!, el
delegado del Gobierno afirma que este hospital producirá un
salto cualitativo y cuantitativo para Ceuta.
Razón tiene el delegado, porque en cuanto a calidad, Ceuta
hoy está a la altura de las localidades más desprotegidas de
nuestro país en lo que a sanidad atañe, y en cuanto a la
cantidad de camas en hospitales, por habitante, estaría en
lo más ínfimo, incluso de países que marchan muy por detrás
de nosotros.
El nuevo hospital con calidad y cantidad debería abastecer y
muy bien a Ceuta, lo malo sería que, con unas instalaciones
sanitarias, a tono con el momento, la cantidad de
inmigrantes, incluso con papeles, creciera tanto que pronto
se quedara chico y que los ceutíes, también desde ahora, en
cuestión sanitaria, siguieran siendo de tercera división.
Uno quisiera ver esa fecha de finales del próximo año, como
definitiva, y sin demoras, aunque todavía nos echemos a
temblar cuando en boca de la representante del INGESA oímos
“ si todo va según lo previsto”. Tendrá que ir todo según lo
previsto, porque si eso se aplazara unos cuantos meses más,
nos podríamos encontrar con que un centro sanitario que
urge, cada vez más, se podría convertir en el caballo de
batalla para intentar ganar, o para no perder unas
elecciones, y eso sería una puñalada a los habitantes de
Ceuta.
El hospital, ni es, ni debe ser el emblema hecho realidad
para que unos políticos saquen pecho, o para que otros digan
que se termina con unos colores políticos en el poder, pero
que se inició con otros.
El hospital es necesario y debe pasar por encima de los
“egos” partidistas, para convertirse en algo que cubra las
muchas necesidades que tiene Ceuta.
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