Un batacazo del cielo hasta el infierno. Es básicamente la
sensación experimentada por muchos de los once afectados por
la presunta estafa de las subcontratas Tracobe y Cabed en
las obras de la nueva sede del INSS en Otero. Abraham Gabari,
representante de Gabay Instalaciones Eléctricas, tiene sobre
sí una carga que le impide disfrutar de la vida: un agujero
de 180.000 euros (30 millones de pesetas), la deuda
contraída por las subcontratas de Antonio Benítez. “Para mí
esta situación es un puro amargamiento. Estoy sin dormir,
tomando pastillas y con los nervios desquiciados”, aseguró.
Resulta irónico que la alegría que para Gabay resultó entrar
en un proyecto respaldado por Ferrovial se haya tornado en
dolor al descubrirse la trama propiciada por las
subcontratas Tracobe y Cabed.
Este empresario es la clave. El propio Benítez se presentó
ante cada una de las once empresas en nombre de Ferrovial.
Una a una las fue contratando. El respaldo de la
multinacional ejerció de bálsamo calmante e hizo olvidar a
las corporaciones ceutíes que se embarcaban en una aventura
como sub-subcontratadas. Aunque fue Cabed la que contrató a
las empresas, Ferrovial siempre estuvo presente y al tanto,
según Gabari. “El letrero que estaba puesto en la obra del
INSS era de Ferrovial, no de Cabed”, aseguró.
Cabed empezó a extender pagarés algo que las empresas vieron
como normal habida cuenta de que era una subcontrata de
Ferrovial. Con el tiempo estos documentos fueron venciendo y
no tenían fondos. Tras las palabras de “tranquilidad” de
Cabed y Ferrovial y después de acumular 56.000 euros en
impagados el representante de Gabay acudió a la delegación
de la multinacional en Sevilla. Allí todos se percataron del
embrollo. Ferrovial contrató con Tracobe (una empresa de
Antonio Benítez) después Tracobe hizo lo propio con Cabed
(otra subcontrata) que a su vez contrataba con las once
afectadas. La relación de éstas con Ferrovial era tal que
“nos hizo unirnos a su plan de seguridad, no al de Cabed”.
Es entonces cuando empiezan a llegar los pagarés sin fondos
que acumulan un saldo de 431.340,69 euros en once empresas.
“Esto es algo premeditado. No se puede ver de otra forma.
Antonio Benítez no tiene propiedades, no tiene ni un
pantalón a su nombre”, declaró con estupor Abraham Gabari.
Por ello, este no entendió como Ferrovial, una empresa de
prestigio no se cercioró de que con quien estaba
contratando, Tracobe, era una corporación “seria y de
garantías”.
Aluminios Merima y Instalaciones Eléctricas Gabay han
solicitado una audiencia con el presidente de la Ciudad,
Juan Vivas. Esperan de este mediación, apoyo y compromiso
ante una difícil situación para once empresas ceutíes.
“Vamos a pedirle que se le prohiba la entrada a Ceuta a una
empresa que no cumple con la Ley”.
La situación se agrava
Las empresas afectadas por el agujero económico de Cabed y
Tracobe han paralizado su actuación en Otero. Mientras,
Ferrovial tiene el compromiso con el Instituto Nacional de
la Seguridad Social para finalizar la obra y está
contratando a empresas que puedan volver al tajo. Las
afectadas consideran que deben ser ellas las que continúan
su labor. En ciertos casos no está ocurriendo así. La
situación de las afectadas se agrava puesto que unen al
adeudo la falta de liquidez que garantizaría una nueva
contratación.
Especialmente difícil es la situación de Gabay, cuya labor
en Otero se correspondía a la parte eléctrica y a la del
aire acondicionado. Aún que se especula que se la vuelva a
contratar, de momento no es así. “Nadie nos ha contratado
todavía para acabar el trabajo en el INSS”, manifestó Gabari.
El representante de Gabay mostró su enojo ante la actuación
de otra conocida eléctrica ceutí en este asunto. Entiende
Gabari que “se ha metido por medio” y acabará siendo
contratada para continuar con los trabajos que Gabay ha
realizado y que no se le han pagado propiciando, según este,
que ni Ferrovial ni nadie abone un duro a esta empresa
ceutí. Justo en la mañana de ayer Gabari se enteró que
Ferrovial ha contratado a otra empresa para acabar los aires
acondicionados. Un golpe duro.
El acoso de bancos y proveedores
La situación de las once empresas, aunque sobre todo a las
que más se le debe como Gabay, Merima, Taboada y Maese, es
“extrema”. Casi todas han tenido que despedir a alguno de
sus trabajadores como fórmula para poder subsistir ante la
falta de pagos. Además también han tenido que extender
pagarés para comprar material para otras obras. Los fondos
de las empresas no son boyantes y los proveedores y los
bancos empiezan ya a ‘acosar’ a las afectadas. “Nos piden el
dinero o el material. La cosa es que no puedo sacar el
equipamiento de la obra por que no me dejan. Tengo material
en una garita pero me impiden llevármelo. Ferrovial dice que
es suyo. ¿Cómo va a ser de su propiedad si no me lo han
pagado y encima se supone que trabajamos para Cabed?”. Todo
es un despropósito. El infortunio se ha cebado con ellos.
Han sido cuatro ya las empresas que han acudido a la vía
penal contra Antonio Benítez Dominguez, CABED. Él es quien
les contrató, pero en nombre de Ferrovial. Por ello, éstos
piden también explicaciones a la multinacional.
Sirva esta historia para reflejar el auténtico infierno que
están pasando decenas y decenas de familias ceutíes. No hay
ninguna solución a la vista por el momento. El martes podría
haber una nueva reunión con Ferrovial.
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