Durante su última temporada, en su magacine de mediodía, el
periodista Víctor Ramírez puso en marcha una sección llamada
‘Mi peor travesía’ en la que los ceutíes relataban su peor
experiencia en la línea marítima del Estrecho. Poco podía
pensar entonces que él mismo iba a ser uno más de los
pasajeros que, ayer, vivieron sin duda el viaje más horrible
que podían haber imaginado a bordo del ‘Las Palmas de Gran
Canaria’, ese buque monocasco de Acciona-Trasmediterránea
que duerme tranquilo junto al Muelle de España.
El día arrancó borrascosamente tranquilo, con el pequeño
ferry de FRS atravesando para sorpresa de todos el Estrecho
a primera hora de la mañana. A las 9.00 se produjo la
primera cancelación del día, la salida del ‘Pacífica’ de
Acciona desde Ceuta. Desde ese momento, obviamente, ávidos
de puente, se formaron las colas de rigor para esperar la
partida del ‘Las Palmas’, anunciada en un principio para
“primera hora de la tarde”. No fue así. Se adelantó y a
mediodía más de un millar de pasajeros empezaron a embarcar
por una rampa que se movía “como si fuera de papel”. Barco
repleto, hasta los topes, todos para Algeciras.
A las 13.20 aproximadamente el barco salió del puerto de
Ceuta cuando, casi simultáneamente, la Autoridad Portuaria
de la Bahía de Algeciras (APBA) decidía cerrar sus
instalaciones. “Tal vez no debimos dejarle salir”, reconoció
a última hora de la tarde en declaraciones a este periódico
el capitán marítimo de Ceuta, Jesús Fernández, cuyo equipo
no previó en ese momento que al otro lado del Estrecho las
“virulentísimas” condiciones climatológicas evolucionasen
como lo hicieron.
14.30 horas. Diagnóstico de situación: tres buques con
pasajeros, el ‘Las Palmas’, procedente de Ceuta, y el
‘Banasa’ e ‘Inb Batouta’, procedentes de Tánger, están ya en
mar abierto. La APBA abre excepcionalmente su atraque número
6, “el más seguro” para este tipo de situaciones, con el fin
de recibirlos. El primero que entra a puerto, auxiliado por
remolcadores y práctico, es el ‘Inb Batouta’. Desde su
buque, los ceutíes empiezan a desesperarse. Aún les quedan
cuatro horas por delante.
Junto a Ramírez viajan compañeros de EL PUEBLO TV; el
consejero de Hacienda, Francisco Márquez; el presidente de
la Junta de Personal de la Ciudad, Gonzalo Barredo; el
diputado de UDCE-IU, Abselam Maate y muchos otros ciudadanos
anónimos que, ante la “infame falta de información” que
sufren a bordo recurren al móvil para desahogarse y buscar
ayuda: “Esto es horrible”, denuncia una madre de familia a
este periódico tras intentar, infructuosamente, conseguir
una hoja de reclamaciones donde depositar su ira.
No es lo único que no se encuentra en el ferry. Dos horas
después del embarque, falta comida y bebida. Se forman los
primeros corrillos y se oyen los gritos de quienes tenían un
avión, un tren, una medicina, un familiar, esperándoles en
tierra.
Un pasajero se destroza las manos golpeando las barandillas
del barco. Otro grupo amenaza con subirse a los botes
salvavidas del buque para huir por sus propios medios, idea
de la que les disuaden varios agentes de las Fuerzas y
Cuerpos de Seguridad del Estado.
Hay amenazas a las azafatas y se exige la presencia del
capitán, desaparecido, y el resto de la tripulación
masculina para ajustar cuentas. La cuerda se rompe en la
cara del primer oficial del barco, que es agredido (“le han
roto la cara”) con el resultado de dos detenciones, informó
Fernández Lera, al pisar tierra, algo que no sucede hasta
las 18.30 horas, nueve horas después de que se iniciaran las
colas para embarcar.
Pero la pesadilla no había terminado en el pseudomotín
vivido a bordo. La peor travesía de unos mil ceutíes terminó
saliendo por la puerta del garaje del barco, cual animales,
después de que la APBA prohibiese por motivos de seguridad
que se colocase la pasarela peatonal. “No había luz y
tuvimos que bajar ayudándonos de los mecheros”, denunció con
estupor otra pasajera airada por un trato que describió de
“tercermundista”. “Hay cosas”, lamentó el capitán marítimo
ceutí en alusión a las agresiones registradas, “que no se
pueden justificar, pero esto debe de servirnos de lección a
todos”.
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