Hasta ahora, yo creía que la
rotulación y cambio de nombre de plazas y calles en una
ciudad tenía que ser con la anuencia y aprobación por parte
de un pleno, tras haber sido propuesta esa rotulación
anteriormente.
Eso era, hasta ahora, y no sé si habrán cambiado las normas
últimamente, o es que ese personaje al que en alguna ocasión
califiqué como “ allegado al oráculo de Delfos”, se pasaba
por “ahí” todas las normas y con el beneplácito de los que
le ríen las gracias, que de graciosas tienen poco, hace
cuanto le sale de sus mismas narices y se carcajea de las
normas y de sus representantes legítimos.
Me estoy refiriendo, ¡¡Cómo no!! Al ínclito Aróstegui y a su
intervención en la rotulación de una placita con el nombre
de “seis de octubre”.
Estoy escribiendo el miércoles a las 11horas y 30 minutos de
la mañana y el rótulo sigue puesto. La prensa lo ha
reflejado, los organismos competentes no lo deben ignorar,
pero el nuevo nombre de esa placita no se ha quitado, con lo
que cualquiera de los que, en estos momentos, vivimos en
Ceuta y pagamos aquí nuestros impuestos, podremos rotular,
con el nombre que queramos, el rincón que más nos guste.
Incomprensible.
¿Hay aquí permisividad o miramos para otra parte en esto,
también?.
El hecho más que por la plaza en cuestión, está en que eso
lo ha hecho alguien que debe saber, porque él vivió – aunque
hace muchos años- la rotulación de algunas calles a las que
se les cambió el nombre, al tener nombres que parecían del
pasado franquista, como General Yagüe, eso lo sabe muy bien,
si no padece de amnesia, el señor Aróstegui, y sabe también
que aquello fue el momento para poner a ciertas calles
nombres de ex alcaldes de Ceuta, como Fructuoso Miaja,
Ricardo Muñoz ... . Todo esto, repito, lo vivió él desde
dentro y, si no está desmemoriado, él mismo intervino
directamente, cuando se aprobó por unanimidad.
Eran otros tiempos. Él mangoneaba lo que quería, para
convertirse en uno de los representantes más nefastos del
clientelismo político de esta ciudad.
Ahora, sin embargo, no es nadie en la política autonómica,
porque no tiene quien le dé votos, y por eso trata de
dejarse ver, aunque sea vulnerando unas normas elementales.
Y a todo esto, desde la Ciudad Autónoma, hasta este momento,
no ha salido, que yo sepa, manifestación alguna al respecto,
con lo que la pregunta es de rigor: ¿Es preferible que
Aróstegui y los pocos que le siguen se entretenga en rotular
una placita, para que así no actúe como “mosca cojonera” con
cualquier chorrada que salte en la Ciudad Autónoma?. ¿Se
está guardando silencio, pero se ha cursado la
correspondiente denuncia?.
Sea lo que sea, la situación del “político fracasado”
Aróstegui, ese que se llama de izquierdas y en las
elecciones favorece al PP, no tiene justificación alguna y
si se le deja impune ahora es que estamos invitando a otros
a hacer algo parecido o peor.
La situación de Juan Luis Aróstegui, si se le deja, será de
más poder y menos responsabilidades que los representantes
legítimamente elegidos, en unas elecciones libres y
democráticas. El como sabe que ya no va a tener sitio,
legalmente, en la Ciudad Autónoma se erige, a su manera, en
rotulador de plazas.
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