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OPINIÓN - JUEVES, 9 DE OCTUBRE DE 2008

 

OPINIÓN / EL OASIS

Historias no tergiversadas
 


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

Fue el domingo pasado, tras referir las dificultades que sorteo cada día para darle vida a este espacio, al tener que contar solamente cuestiones relacionadas con la ciudad, cuando me pronuncié en contra de la patochada cometida por Benigno Sánchez, entrenador de la Asociación Deportiva Ceuta; y adelanté que en el ayuntamiento existen algunas mujeres dedicadas a cabildear. Unas más que otras, pero todas dispuestas a intrigar en la medida de sus posibilidades.

El despropósito del entrenador murciano no consistió en pelarse al cero, no; porque él puede hacerse con su pelambre hasta tirabuzones, si lo creyera conveniente; el disparate estuvo en la justificación aireada que hizo de una tontería. Y encima diciendo que era para ‘autocastigarse’. Y así cometió doble pecado.

Uno, perjudicar al club; dos, darle una enorme patada al diccionario. Auto es un elemento compositivo griego que significa “uno mismo”. Así que le bastaba con haber dicho me he pelado para castigarme. Qué oportunidad perdió el colaborador de este periódico, Jesús Carretero, siendo catedrático de griego, para haber puntualizado sobre tamaña redundancia. Otra vez será.

En lo tocante a las féminas que gustan de andar enredando, maquinando, confundiendo, etcétera, cuando sus maridos, sus novios, sus compañeros... viven de la actividad política a cuerpo de rey, bien harían en darse cuenta de que las paredes tienen oídos y que ya va siendo hora de que procuren moderar sus comentarios y, desde luego, ser mucho más precavidas de lo que vienen siendo. Lo digo porque no paran de llegarme noticias acerca de cómo se están comportando quienes deberían ser más cautelosas al murmurar de propios y extraños. Por las responsabilidades que ellas tienen contraídas.

Imagínense ustedes que tuvieran la oportunidad de oír por casualidad, las burradas que la señora de un político le va contando a otro destacado miembro de su partido sobre Juan Vivas, por ejemplo. Convencida ella de que su hablar es sólo cosa de dos. ¿Qué pasaría si tales improperios se hubieran grabados con habilidad por el escuchante y además hubiera un medio dispuesto a publicarlos?

Lo que cuento está ocurriendo a cada paso. Ciertas personas han perdido el oremus, les ciega la ambición y les puede la envidia, y ya no se conforman con bisbisear maldades de los compañeros de sus maridos, sino que las difunden a voz en cuello. Con lo cual están causando un daño de mucho cuidado.

También están las clásicas mujeres que nada tienen que ver con las señoras anteriores y que han medrado para situarse en sitios claves del Ayuntamiento, y que jamás se paran en barras cuando se disponen a cumplir las funciones que les han encomendado sus jefes. Ahora bien, en el pecado llevan la penitencia sus protectores: puesto que las historias que les cuentan llegan tergiversadas.

En fin, ustedes habrán estado esperando que dé nombres. Pero eso es imposible. Por causas obvias. De modo que les dejaré con la miel en los labios.

A cambio les diré que una denuncia por calumnias contra Juan Luis Aróstegui, por parte de una empresa, ha sido admitida a trámite en el juzgado número 2 de Ceuta. Espero que no llegue la sangre al río.
 

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