Tras la “Musal-la” de la discordia
no vayan a creer, amigos lectores, que las aguas han vuelto
a su cauce. Para nada. Por debajo de la superficie,
profundas corrientes corren con fuerza. Los musulmanes
moderados responderán los próximos 17 y 18 de este mes con
la romería de “La Ahmara”, en los alrededores de Sidi
Embarek.
Pero volvamos al titular, que tiene su enjundia. Hoy, unos
caraduras que ya fueron citados en esta columna pretenden,
utilizando como escudo el noble concepto de amistad entre
dos pueblos vecinos (el marroquí y el español), manifestarse
a medio día en la Plaza de África ante “el Govierno de la
Ciudad de Ceuta” (sic), o sea la Asamblea de la Comunidad
Autónoma, sacando el trapo de presuntos agravios a su
asociación; la misma fue fundada en la primavera de 2000 en
un agradable pueblecito costero próximo a Tetuán, Asla, en
cuya sede social por cierto tuve ocasión de participar en un
nada inocente debate cuando el contencioso de “El Perejil”
(¿te acuerdas Jaber Abdelkarim?); en la carretera general y
junto a un letrero lució durante mucho tiempo una bandera
española, cedida amable e incautamente por nuestras
autoridades, a modo de reclamo… ¿ “Reclamo” de qué, se
preguntarán ustedes?. Pues verán, de una especie de
“consulado paralelo” con el que estos listillos (y presuntos
delincuentes) pretendían traficar como “conseguidores”,
haciendo correr la voz de sus habilidosas gestiones para
conseguir extraños visados con los que emigrar, con
presuntos contratos de trabajo, a España… Luego y a la vista
de la nota de prensa recientemente emitida, ¡cree el ladrón
que todos son de su condición!. Tiene bemoles que estos
barandas quieran aprovechar, en beneficio propio, nuestro
régimen de libertades para intentar venir a manifestarse a
Ceuta con la aviesa intención de intoxicar a la opinión
pública a través de los medios de comunicación (será
interesante ver que eco obtienen), precisamente aquí y
ahora, a pocos días de concluido el Ramadán y celebrada la
“Musal-la” de la discordia, que en nada favoreció a Ceuta en
un doble sentido: primero, ha volado prolijos esfuerzos y
puentes tendidos para intentar abrir a la Ciudad el mercado
de la frontera sur (mercancías, turismo de calidad…); además
ha dado alas al islamismo fanático y extremista, que no
tardará cuando lo crea oportuno (¡ah jai, chof!, ¿acaso
estoy equivocándome?) en morder la mano de ciertos
imprudentes aprendices de brujos.
¿Y qué tal le ha ido a la “Fundación Pluralismo y
Convivencia” éstos días, por tierras caballas…? ¡Ah jai,
chof!. ¿Habéis tenido que devolver mucho dinero de las
subvenciones fraudulentamente utilizadas…?. Y por cierto jai,
chof, ¿has explicado ya a esos señores de Madrid el papel de
vulgares “matones” que estáis desempeñando en Ceuta…? Sí
hombre, primero amenazando a responsables de mezquitas con
romperles sus papeles de residencia si no cumplían vuestras
órdenes (¡pero quién coño os habéis creído que sois!) y, en
segundo lugar (no sé lo que será más grave), atentando
contra el patrimonio islámico, cultural y religioso, de los
musulmanes ceutíes y del conjunto de la ciudadanía. El arte
y la cultura es patrimonio común. No es la primera vez que
lo hacéis y ya es hora de que empecéis a explicar, si
podéis, qué tenéis en contra (¡cobardes!) de los morabitos
existentes en Ceuta.
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