La comunidad musulmana ha
finalizado su sagrado mes del Ramadán que conmemora la noche
del decreto, noche en la que Mahoma recibió la primera
revelación del Sagrado Corán y así, comenzó su misión como
Profeta y Mensajero de Alá. Durante el mismo, todo musulmán
debe realizar el ayuno preceptivo con la abstinencia total
de todo aquello que rompe la meditación desde el alba hasta
la puesta del sol.
Este ayuno, es una gran escuela de disciplina y doctrina;
física, espiritual y moral ya que , no se limita a la
abstinencia de comer o beber solamente, sino de todo lo que
sea mala palabra, mal acto o mal pensamiento. El ayunante
debe ser indulgente en caso de ser insultado o agredido por
alguien, debiendo evitar todas las obscenidades y al mismo
tiempo, mostrar su generosidad hacia el prójimo en todo
momento.
A esto, debemos unir su carácter festivo religioso en el que
las familias se reúnen alrededor de la mesa degustando los
productos típicos de esta celebración comparables a otras
conmemoraciones religiosas en otras creencias. Por ello,
Ceuta se ha engalanado para celebrar esta importante
festividad religiosa de la comunidad musulmana recibiendo
todo el apoyo del Gobierno de la Ciudad, del Gobierno de
todos los ceutíes implicando a todas sus áreas de gestión.
Por todo ello, felicito a todos los miembros de la comunidad
musulmana de nuestra Ciudad animándoles a mantener vivos
durante el resto del año estos importantes principios,
recomendación que hago extensible al resto de creencias
religiosas tras sus celebraciones más importantes al objeto
de preservar y enriquecer la convivencia en nuestra
sociedad, sin ninguna duda, nuestro mejor patrimonio.
Ceuta, por tanto, necesita de la complicidad de toda su
ciudadanía con el objetivo inquebrantable de mejorar, día a
día, en la labor constante de ser ejemplo de convivencia
ante la mirada atenta del mundo. El futuro de nuestra Ciudad
depende, en gran medida, del comportamiento cívico de todos
sus ciudadanos. Ceuta, lo merece.
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