Hay opiniones para todos los
gustos. A ciertas personas les encanta que saque a colación
las cosas que me decía la sabia de mí abuela. Otras, por
contra, dicen que me acuerdo tanto de ella por el gran
cariño que le tenía. Desde mi personal e intransferible
punto de vista, ambas dos partes, tienen algo de razón.
Indiscutiblemente el enorme cariño que le tengo a mí adorada
viejita, me hace tenerla siempre presente pero, a la vez, me
es imposible olvidar sus sabios consejos y su visión de la
vida que se van cumpliendo inexorablemente con el paso del
tiempo.
Hoy, una vez más, me viene a la memoria lo que ella opinaba
sobre la política y los políticos y que viendo lo que estoy
viendo, sus opiniones y sus consejos se convierten en
aciertos.
Ella, mí viejita sabia, opinaba que la política y los
políticos siempre realizaban las mismas acciones. Se
criticaban unos a otros, haciéndoles saber al personal, que
cuando ellos llegasen a gobernar las cosas iban a cambiar
radicalmente, porque los que ahora estaban en el gobierno lo
hacían muy mal. Y cuando estos conseguían llegar al poder,
los contrarios volvían a repetir lo mismo que los anteriores
alegaban. Así una y otra vez por los siglos de los siglos.
Su conclusión, siempre era la misma: “quítate tú para poner
yo”. O sea que, siempre, es lo mismo para que nada cambie,
para que todo siga igual. Todo es como una “noria” que gira
y gira y, en cada ocasión, se para en un lugar diferente,
para que se suban nuevos inquilinos sin que, por supuesto,
se bajen ninguno de lo que ya estaban subido en ella.
Los que ya estaba subidos en la “noria” y los que llegan,
todos juntos siguen girando sin que nadie haga intención de
bajarse de la misma mostrando, con ello, el gran cariño que
le tienen al asiento que han conseguido coger y del que no
están dispuestos a bajarse jamás aunque, para ello, en
ocasiones vayan en los primeros vagones y otras en los
últimos. Lo importante, es estar siempre subidos en
cualquier cajón de la noria.
Desde esa noria se van repartiendo obsequios a todos los que
aplauden el paso de cada cajón. Por supuesto, cada uno de
eso obsequios, van dirigido a los que aplauden a
determinados cajones, no a los que a su paso les silban
mostrándoles su descontento. Naturalmente que los que son
silbados también tienes sus aplausos y dan obsequios a los
que los realizan. Nadie se queda sin su regalo. Todos
recibirán su obsequio correspondiente dependiendo la
categoría del mismo, de quienes sean los que vayan en los
primeros vagones de la noria.
Y después de ver repetir, constantemente, cuando se critica
algo un partido a otro, la repuesta “y tú más”, con mayor
seguridad me aferró a la opinión y los consejos que me daba
la sabia de mí abuela.
Y ni que decir tiene la gran verdad que encierra eso de que
cuando se suben a un cajón de la noria, no hay forma de que
se bajen, aunque del primero se pase al último, ni
echándoles agua caliente a los cajones. ¿Qué tendrán esos
cajones, para soportar hasta el agua hirviendo derramada
sobre los mismos?
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