Los vecinos de la barriada de Doce de Diciembre vuelven a
salir a la palestra, pera esta vez no tiene nada que ver con
el tema de las infraestructuras.
En la cuesta de la calle de Argentina, justo en la curva más
pronunciada, viven una serie de familias que aseguran estar
en un momento crítico en cuanto a nervios, por no poder
evitar que una pandilla de adolescentes deje de molestar
tanto en horas de silencio como en otros momentos de la
tarde.
Tanto el presidente de la asociación de vecinos de la
barriada, Guillermo García, como los propietarios de los
inmuebles implicados denunciaron ayer a través de este
periódico una situación insostenible para ellos y que les ha
llevado hasta el despacho del superintendente jefe de la
Policía Local. “Ángel Gómez nos ha dicho que, a partir de
ahora nos mandará una patrulla de la UIR (Unidad de
Intervención Rápida) para que controle y vigile la
situación”, indicó el propio García que, aunque no está
afectado directamente por el problema sí tiene el deber de
dar la cara por las personas a las que representa. Además de
Gómez, el problema ya lo conocen en la Ciudad.
Una pandilla de adolescentes, entre seis y ocho
aproximadamente, se reúnen en la escalerilla que da acceso a
la barriada por este la calle de Argentina en su punto de
mayor curvatura. Según los vecinos, los actos de vandalismo
se suceden. Muchas veces juegan con el balón en el rellano
de esta escalera, con lo que el impacto del balón con las
dos paredes que flanquean este terreno se hace insoportable.
“Otras veces nos lanzan piedrecitas para molestar, sobre
todo cuando le reprendes por lo que están haciendo”, comenta
uno de los vecinos afectado. “¡Mira, mira cómo tienen la
cancela de ese comercio y la puerta de ese garage”, dice el
presidente de la Asociación, y agrega: “Al matrimonio que
vive ahí -y señala al bloque 70 puerta 28 última planta- lo
avasallan; este matrimonio ha hablado incluso de recoger
firmas”.
El verano ha sido “horroroso”. Y dice uno de los vecinos:
“Se podían quedar hasta las 3 de la mañana”, pero, por lo
que dicen, la cosa no ha parado ahí, ya que las horas de
siesta y las tardes-noche, el goteo de balonazos es
incesante. “Son maleducados, encima te miran perdonándote la
vida cuando les dices algo”, comenta uno de los
denunciantes. García comenta que el otro día “tuve que
tortearme la cara para que no pasara algo peor”. Estas
personas dicen que pedirán a los agentes de la UIR que les
enseñen sus placas antes de actuar, para que no haya
problemas de última hora en el momento en que se produzca
algún juicio. “En otra de las viviendas que dan a la
escalerilla vive una mujer que está enferma, “pero no existe
ningún tipo de consideración”, explica García, mientras que
otras de las personas presentes, argumenta que los padres de
los chicos deberían tener a los chicos controlados; tampoco
excusa el comportamiento de estos adolescentes: “Si
estuviéramos hablando de críos lo comprendería, pero hay
algunos que sobrepasan los 18 años”.
El representante de la barriada lamenta que se esté
produciendo este problema, ya que “este barrio siempre ha
sido muy tranquilo”. García enseña además destrozos
semanales que se ocasionado estos chicos, que en su mayoría
viven en los aledaños de Doce de Diciembre. “El otro día
levantaron una arqueta, la taparón con un cartón y una
embarazado cayó en la trampa y se fue al suelo”, termina.
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