Una representación de cuatro mujeres pertenecientes al
Centro Asesor de la Mujer (CAM) denuncia que desde hace
cuatro meses se han quedado sin gimnasio y piden que, como
con el resto de actividades que organiza este centro, se les
vuelva a dar una ubicación, “aunque sea pagando”. El
problema afecta a 200 mujeres.
Se han quedado sin gimnasio desde junio. “A las amas de
casa, o nos sacas de allí con actividades o es que nos
quedamos todo el día metidas en casa”, asegura Fina Gaona,
una de las cuatro mujeres que representan al colectivo que
desde hace 15 años se ha reunido en el gimnasio del Centro
Asesor de la Mujer (CAM). “Denunciamos el caso, porque estar
sin actividad física revierte en nuestra salud y, además,
vernos nosotras todas las tardes supone un esparcimiento
social. Somos amigas. Ir al gimnasio supone que, después
podamos quedar para tomar algo, nos mejora la vida”, añade
Manoli Medina.
En junio, se suspendió la actividad. ¿Hasta cuándo? Eso
quisieran ellas saber. Dicen que la consejera les ha
prometido que se solucionará el tema en varias ocasiones,
“pero vemos que pasa el tiempo, que ha empezado un nuevo
curso y que no contamos con ningún lugar”, explica Fina.
Manoli recuerda que son “15 años los que lleva el gimnasio
del CAM abierto para las mujeres y han dejado a un grupo muy
grande sin nada”.
Sin embargo, señalan que los otros ejercicios dinámicos del
CAM sí han sido reubicados. Las aulas de teatro, sevillanas,
corte y confección y manualidad ya tienen donde funcionar,
“mientras que nosotras estamos sin nada”, dice Carmen Mora.
Desde 2004, estas mujeres han venido haciendo la gimnasia en
un recinto militar de Manzanera, pero han pasado por varias
ubicaciones desde que se fundó esta actividad. “Hemos estado
en el Siete Colinas, en el Valle Inclán y ahora en el SERRE”,
indicó Manoli. “Vivas nos prometió en 2004 que se
construiría un centro cívico y que nosotras tendríamos un
hueco. No nos importa compartir un aula con más personas,
sean jóvenes o mayores, pero sí queremos tener un lugar para
la actividad”, añadió.
Están dispuestas a pagar si hace falta y no se van a
conformar sin algo que supone un instrumento de vida para
ellas. “A los mayores se les potencia, con el Consejo del
Mayor, y a los hombres con el fútbol, es justo que nosotras
también tengamos nuestro espacio”, se quejaron.
Todas coinciden en que la actividad física repercute en su
salud y aseguran que hay personas que incluso tienen
prescripción médica para realizar estas actividades. Se ha
hablado de varias posibles ubicaciones, pero ninguna de
ellas ha sido efectiva.
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