Por fin, con la firma del decreto
de nivel 0 de emergencias, se desactivó el plan territorial
para este tipo de situaciones.
Afortunadamente esto no se da en muchas ocasiones, pero en
la memoria de todos quedará este fin de semana, final del
mes de septiembre.
Un auténtico diluvio de más de 48 horas y por encima de los
500 litros por metro cuadrado que fueron recogidos. Esto se
escapa a cualquier previsión, incluso de las más pesimistas.
A pesar de ese nivel 0 de emergencias, los efectivos
extraordinarios que se habían dispuesto han continuado
trabajando, porque han sido muchos los desperfectos que
provocaron las lluvias y hay que dar solución a lo que se ha
deteriorado o destruido.
El miércoles, después del mediodía, exactamente a las 14
horas y 30 minutos la Ciudad salía de situaciones de
emergencia y retornaba a lo que viene siendo habitual,
normalidad absoluta.
Ya anteriormente, cuando se había decretado el nivel 1 de
emergencias, en torno a las 11 de la mañana del miércoles,
la UME abandonó la Ciudad.
Esto era el primer paso, pero con esa vuelta a la total
normalidad no está todo resuelto, porque ahora hay que ver
lo que ha quedado bien, lo que ha quedado deteriorado y lo
que quedó inservible.
En el CECOP se hizo un minucioso repaso del estado en el que
han quedado las infraestructuras, las calles y las
carreteras de la ciudad.
A todo esto viene el comienzo ahora o, mejor dicho, a partir
de ahora, porque se ha salido de la alerta, pero la Ciudad
tendrá que seguir con los trabajos de emergencia derivados
de esas fuertes tormentas, con el apuntalamiento de muchos
servicios.
De momento, y empezaremos por lo más fuerte, Fomento y
Delegación han acordado derruir las viviendas de Miramar y
el Chorrillo que se vieron muy afectadas por su situación.
Estas serán declaradas como ruinas. Es el primer escalón.
En la reunión del CECOP se trató de determinar cual era el
estado de los muchos servicios afectados por estas lluvias,
así como los desperfectos que se produjeron en las
infraestructuras.
Y si estos son los problemas y las preocupaciones, también
debemos ver el lado positivo, que lo hubo, como es el caso
de Acensa que se muestra satisfecha por la rapidez en la
recuperación de la red de saneamiento, a pesar de los
impactos sufridos durante esos “más de” dos días.
Y si en algún organismo se sufrió de verdad el impacto de
esas lluvias torrenciales fue en el cuerpo de Bomberos,
desde donde tuvieron que realizar 448 salidas, y a la hora
que estamos escribiendo, el jueves por la tarde, todavía
tienen que intervenir en la resaca de los desperfectos
derivados de las inundaciones.
En la mañana del domingo, en más de una parte de la Ciudad,
había quejas de que hacía dos horas que habían llamado y,
aún, no habían llegado los Bomberos. Ahora, al haber pasado
el tiempo, y al comprobar la serie de actuaciones, a cual
más, más necesarias, no nos extraña que en algunos casos
tardaran más de 1 o más de 2 horas, puesto que ellos son los
que tuvieron que pechar con la parte más dura, en todos y
cada uno de los rincones de la ciudad, con lo que en casos
como el de este fin de semana se hubieran necesitado unos
servicios 10 veces más amplios, para poder llegar con
puntualidad a todas partes. La pesadilla ha pasado, pero las
reparaciones darán que hacer durante varios meses. Así quedó
Ceuta.
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