Me veo obligado a hablar de mí.
Así que pido las correspondientes disculpas. Muchas personas
desean que escriba nada más que de cosas relacionadas con
Ceuta. Que me olvide de los hechos peninsulares y que ni se
me ocurra opinar de fútbol.
Aguanto el tirón con modales adecuados, pero sería injusto
que al menos no les dijera a esas personas que sus deseos me
ponen diariamente en un brete. Que en esta ciudad suceden
cosas...; mas nunca las suficientes como para que uno se
pueda permitir el lujo de sacarles punta cinco días a la
semana y en doble sesión los domingos.
Luego, pasamos a hablar de la censura. Y los hay que están
convencidos de que yo tengo bula para escribir de todo
cuanto sé y me cuentan y sin ningún tipo de miramiento. De
ahí que se queden más que sorprendidos cuando les aclaro que
el primer censor soy yo. Lo cual no quiere decir que a veces
el censor principal no haya actuado contra mi voluntad,
lógicamente.
Para ser sincero, después de llevar tantos años opinando,
debo reconocer que han sido pocas las veces que he tenido
que pasar por ese trance. Aunque siempre di muestras
evidentes de resistencia y hasta puse el empleo al borde de
que me dijeran coja sus bártulos y márchese con el cuento a
otro diario o edite el suyo para poder expresarse con la
libertad de expresión que reclama.
Lo que les estoy diciendo se lo dije también a varias
personas el jueves pasado. Y la explicación me salió de
carrerilla. Porque tengo mucha práctica. Debido a que todos
los días suelen pedirme lo mismo, es decir, que escriba
sobre temas de Ceuta y que no me corte lo más mínimo a la
hora de enjuiciarlos. Y todos los días expongo semejantes
argumentos.
Tampoco faltan los consejos de los moralistas. Quienes se me
acercan y con muy buenas palabras me dicen que procure no
personalizar y, por supuesto, que no cometa el error de la
mujer de Lot. Con ellos suelo echarme para adelante y
los trato sin mucha consideración. Porque, casi todos, hacen
uso y abuso de una doble moral rayana en la desvergüenza.
Hoy, precisamente, tras haber leído los periódicos para
elegir cualquier asunto del que opinar, me he encontrado con
que lo más destacado sigue siendo que el entrenador de la
Asociación Deportiva Ceuta, Benigno Sánchez, se ha
pelado al cero para cuando se mire al espejo recordar que ha
de trabajar más, aprender más y servir mejor a los intereses
del equipo.
La chorrada se publicó el viernes, y dado que ya he escrito
de ella en el dominical, prefiero no hurgar más en lo dicho
por el técnico murciano; no vaya a ser que hoy, si acaso no
está lúcido en el banquillo, me echen las culpas a mí. Que
no es la primera vez que recibo muestras de desagrado por
parte de la gente del deporte rey. Menudos son...
Y como ahora vende mucho escribir de esas mujeres que aun
siendo tan ineptas como muchos hombres ocupan puestos de
responsabilidad, con lo cual están consiguiendo que se
comience a creer que lo de la igualdad va por buen camino,
tentado estoy de referirme a una que parece ser que está
pisando fuerte en el Ayuntamiento.
Mas me tiembla el pulso y me censuro. Lo siento. Pero es
domingo y quiero tener la fiesta en paz.
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