Hacer de un programa televisivo,
de esos considerados telebasura, un buen programa es cosa de
los grandes profesionales. Eso es lo que ocurre con el
programa de Tele 5 “Gran Hermano”, donde Mercedes Milá, una
profesional como la copa de un pino, hace de ese bodrio que
el personal llegue a creerse que es el no va más de los
programas. Ante el bien hacer de Mercedes Milá hay que
descubrirse. Chapó, Mercedes.
Lo que, por supuesto, no puedo compartir es lo dicho por el
presentador de “La Noria”. Jorge, cuando al referirse al
mencionado programa, en un alarde de facultades, no
mentales, dijo que si alguien opina que eso es telebasura,
“no tiene ni puta idea de lo que es un programa de
televisión”.
Mira, Jorge, siento no estar de acuerdo contigo y mucho
menos con tu frase. El programa, te guste o te deje de
gustar, es un bodrio más de la telebasura. Con el debido
respeto opino que, desde mí personal e intransferible punto
de vista, es pura telebasura que nada aporta y, por
supuesto, tengo idea de lo que es un buen programa de
televisión.
Dicho esto, tengo que decir y digo que respeto todas las
opiniones e incluso acepto aquellas opiniones que consideran
al programa como una joya de la televisión. Todas las
opiniones son igual de respetables, y cada uno es libre de
opinar lo que le venga en ganas.
Y ya que hablamos de “La Noria” ese programa que presentas
cada domingo a medianoche y donde, al parecer, debes actuar
de moderador en la tertulia donde se debaten temas de
actualidad. La del último domingo, para enmarcarla.
Bueno para enmarcarlas son todas aquellas en la que
intervienen personajes a los que no se les puede llevar la
contraria porque están en posesión de toda la verdad, ellos
son So Pena y María Antonia Iglesias.
Ambos personajes, cuando algunos tertulianos tratan de
llevarles la contraria, llegan a sacar a relucir, aquello
que sacan todos los que no tiene argumentos para rebatir a
los contrarios, el insulto.
Lo del último programa, con la actuación de la señora
Iglesias, es todo ello una auténtica obra de arte del bien
decir y de una gran demostración de los principios
fundamentales de educación. A la señora no se le ocurrió,
nada mejor que insultar a un tertuliano, contrario a sus
ideas, llamándole entre otras cosas “cabrón”. Toda una gran
lección de democracia, de respeto al contrario y de lo que
debe ser la buena educación que los insultos de la señora
hacia su oponente.
Después de escuchar este “piropo” a un compañero de
tertulia, no es difícil imaginar, lo que podría ocurrir, si
esta señora tuviese mando, lo que le podría suceder a quien
o quienes osaran llevarle la contraria a sus opiniones.
La señora perdió los papeles y, sin duda alguna, mostró la
parte más fea de sus actuaciones con esos insultos que
incluso dejaron descolocados al moderador, que no supo
actuar en consecuencias. Quizás porque al moderador, según
sus propias palabras, le pasa como a los que opinan que
“Gran Hermano” es telebasura, que no tienen ni puta idea de
lo que es televisión. Igual se aplica la frase a su forma de
moderar un programa. Vamos, no tienes ni…
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