Ceuta no tendrá la calificación de
‘Zona Catastrófica’ como se llegó a casi solicitar o como
quiso dejarse deslizar la idea después de las muy serias
trombas de agua que asolaron la ciudad en los primeros días
de la semana que ahora acaba.
Zapatero no ha querido, de este modo, ser distinto en su
decisión a lo adoptado en los casos similares de Sueca,
Madrid u otras zonas de Andalucía recientemente. O sea que
de zona catastrófica nada de nada. Eso sí, acogido al Real
Decreto de 18 de marzo de 2005 reformado por otro de 2007,
el Consejo de Minisro ha acordado la urgencia de las
actuaciones que deriven a que los representantes del
Administración Periférica del Estado, la Ciudad Autónoma y
el Consorcio de Seguros procedan a efectuar las valoraciones
y a tramitar los procedimientos administrativos de pago de
los daños susceptibles a las ayudas previstas y contempladas
en ese Real Decreto.
A partir de ahora los beneficiarios de las ayudas, es decir
las familias que hayan sufrido daños personales o
materiales, la propia Ciudad Autónoma siempre que demuestre
escasez de recursos, las personas físicas o jurídicas
requeridas por la administración para aportar personal o
bienes y las personas físicas o jurídicas titulares de
establecimientos industriales, mercantiles o de servicios,
deberán esperar a que los trámites burocráticos den pie a
que puedan ser atendidos, algo que -ya han afirmado desde el
Ejecutivo central- se pretende sea a corto plazo.
En cualquier caso, la Ciudad y el Ejecutivo central bastante
bien avenidos en los últimos tiempos sabrán afrontar esta
situación con la sabiduría y responsabilidad que muestran
con la asiduidad cotidiana en aras a la mejor actuación que
deba realizarse para compensar y buscar, de inmediato, el
retorno a la normalidad por algunos perdida como
consecuencia del golpe de la naturaleza recibido.
Hay consenso en esto. El Gobierno central pide celeridad y
actuará, la oposición ha planteado en el Parlamento lo mismo
[lo hizo el jueves] y la Ciudad espera que el efecto de los
‘elementos’ no merme su ya escasa capacidad en plena crisis.
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