El colegio Juan Carlos I vuelve a vivir estos días su ‘vía
crucis’ de cada inicio de curso. Un año más el centro se ha
lanzado a la búsqueda para cubrir el puesto de asesor sordo
para los escolares con necesidades de este tipo presentes en
la instalación. Desde hace más de tres años el especialista,
normalmente llegado de la Península, no continúa más de un
curso en su puesto en el centro.
La historia es en parte parecida a la situación que registra
el INGESA, que mantiene algunas especialidades sanitarias
sin cubrir o con falta de personal suficiente. Las
motivaciones vienen a ser las mismas. La primera causa es de
índole económica y contractual, según remarcó el director
del Juan Carlos I, Rafael Zaragosí. “Las condiciones
económicas no son las mejores para un profesional que ha de
venir casi obligatoriamente de la Península. El sueldo no
pasa de los mil euros y al acabar el curso no se remunera
durante el verano. El panorama no es nada halagüeño para
alguien de fuera que encima pretende quedarse otro año más
en Ceuta”, explicó el director del centro.
Así, el colegio, a través de la Dirección Provincial del
Ministerio de Educación ha recurrido un curso más a la
Confederación Estatal de Personas Sordas para encontrar un
asesor sordo o especialista en lengua de signos que
considere la opción de desplazarse durante todo el ciclo
escolar a la ciudad autónoma.
La convocatoria acaba de abrirse y la búsqueda no finalizará
hasta bien entrado el mes de diciembre. Así, no se prevé que
el especialista llegue a Ceuta antes del mes de enero,
cuando se reinicie de nuevo la actividad escolar. Mientras,
una población estudiantil de nueve alumnos con distintos
niveles de sordera estarán sin un profesor especializado que
les atienda. “Estaremos apañándonos con logopedas y apelando
al conocimiento básico que de la lengua de signos tienen
algunos de los maestros”, continuó.
Lo del Juan Carlos I con los asesores sordos parece un gafe.
El último, llegado en enero desde tierras castellano
leonesas tuvo una difícil adaptación y además le sobrevino
una enfermedad que le obligó a darse de baja un mes antes
del final del curso escolar.
La crisis del asesor sordo ha vuelto un curso más a Ceuta.
“Esto se está convirtiendo en algo normal”, apostilló con
ironía el director del Juan Carlos I.
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