Tela marinera el agua que ha caído
sobre nuestra ciudad durante dos días seguidos. Ha caído
agua para dar y repartir. Hasta las carpas del pantano han
declarado días de fiestas la llegada de esas lluvias
torrenciales, que nos han mantenido en alerta roja. Gracias
a que hemos descendido y estamos en alerta amarilla.
Aunque algunos no lo crean, porque no les interese creerlo,
me he pasado dos días mirando al cielo, a ver si había forma
de que dejase de llover. He pensado en todas esas criaturas,
a las que éste temporal ha dejado sin viviendas, teniendo
que ser acogidas en el polideportivo Campoamor. Y, a la vez,
me he sentido impotente, al no poder hacer nada para
remediar esta auténtica tragedia que hemos padecido.
Me hubiese gustado poseer un poder, con el cual parar las
lluvias y volver en cinco minutos a la normalidad. Pero,
desgraciadamente, no tengo eso poder para realizar esas
cosas.
Y como todo hay que decirlo, porque aquí se dice todo, hay
que felicitar a nuestras primeras autoridades, civiles y
militares, por haber estado desde el primer momento al
frente de los acontecimientos, tratando de atajarlos de la
mejor manera posible.
No acostumbro, por cierto, a hacerle la “pelota” a nadie,
pero es de justicia reconocer, le enorme labor que nuestras
primeras autoridades han desarrollado, desde el mismo
instante en que se conoció la noticia que Ceuta estaba en
alerta roja.
Cuando todo pase que, al parecer, la cosa está más calmada,
habrá que evaluar los gastos que estas malditas lluvias han
ocasionado a la Ciudad, incluidos todos aquellos que han
perdido lo que tenían o parte de ello.
Los daños, que duda cabe, han sido cuantiosos y habrá que
buscar las formulas, una vez evaluados, de cómo poder hacer
frente a los mismos. Para ello, los gabinetes jurídicos se
deberán poner mano a la obra, de la forma más rápida
posible, a ver hasta qué punto, se puede pedir al Gobierno
de la Nación, una ayuda para solucionar el problema
acarreado por las lluvias torrenciales caídas sobre nuestra
tierra.
Creo que eso se hace de la forma que estamos exponiendo.
Naturalmente, que al no ser un experto en la materia, puedo
estar equivocado y ser de otra manera como se hacen esas
cosas. Sea de una otra manera, lo importante es que se hagan
y conseguir, con ello, que esas perdidas sean las menos
gravosas posibles para todos aquellos que las han padecidos.
Ha caído tanta agua y los daños son tan enromes para poder
declarar, a Ceuta, zona catastrófica. Mis conocimientos, en
la materia, no llegan para poder saber las circunstancias en
las cuales se puede declarar una ciudad como zona
catastrófica.
Pero se pueda o no se pueda declarar de esa forma lo
acontecido en nuestra tierra, en esas inolvidables y
aterradoras cuarenta y ocho horas, habrá que buscar de parte
de quien corresponda alguna ayuda que pueda, con ella,
mitigar en algo, los desperfectos ocasionados no sólo en la
ciudad, sino en particulares y comerciantes que se han visto
afectados por esas lluvias torrenciales. ¿O no?
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