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sociedad - JUEVES, 2 DE OCTUBRE DE 2008


una grua levanta un cañón vicker. lp.

reportaje / castrense
 

Listos para artillar los
Vicker en Valdeaguas

Un pelotón formado por un subteniente del Ramix 30, dos componentes de la Ulog 23 y cinco antiguos artilleros del grupo de Costas terminaron el lunes de desmontar los tres cañones instalados en Punta Blanca y que servirán para museo
 

CEUTA
Luis Parodi

ceuta
@elpueblodeceuta.com

D espués de esperar casi nueve meses, la Ciudad dio orden de desmontar los tres cañones Vicker que irán destinados a Valdeaguas y que servirán para el futuro museo de baterías de costa que la Administración local va a situar en el propio Valdeaguas.

La Ciudad solicitó, a principios de año, a la Delegación de Defensa, la cesión de tres de los cuatro cañones instalados en Punta Blanca. El otro restante irá al acuartelamiento de González Tablas y quedará en posesión del Archivo de Historia y Cultura Militar de Ceuta para su exposición pública.

Las jornadas de trabajo se han sucedido durante el último mes, repartidos en 20 días. Un ‘pelotón’, formado por un subteniente del Ramix 30, cinco antiguos componentes del extinto Grupo de Costa y dos miembros de la Ulog 23 -un especialista y un soldador- han sido los encargados de realizar un desmontaje que ha costado algo más que sudor. El peso de cada uno de los cañones está tasado en aproximadamente 20 toneladas. Para el desmontaje de las piezas de cada cañón ha sido necesario invertir cinco días. y los componentes de este pelotón al uso han tenido que emplearse a fondo. Cada cañón ha sido desmontado en tres fases diferentes. En primer lugar, el afuste; posteriormente, la casamata; y, por último, el tubo con la cuna. Unas grúas de 80 toneladas de peso, contratadas por la ciudad, fueron las que manejaron todo el peso de la operación.

Las piezas han sido transportadas hacia Valdeaguas, pero las de material de cobre, de más valor, han tenido que ser guardadas en Junta de Obras del Puerto para evitar que sean robadas. Todo lo demás, de hierro, sí permanecerá en el exterior, a la espera de que la Ciudad dé orden de que sean instaladas. Pero antes habrá que adecuar el terreno de Valdeaguas. La base contará con unos anclajes donde se colocarán los Vicker de 152,4 milímetros de calibre. Hay que recordar que, en Valdeaguas, antiguamente existían cañones Krupp y no los que ahora se van a colocar. En este caso el fin cultural justifica los medios, y es que Valdeaguas es una de las baterías mejor conservadas en el panorma nacional. En el subsuelo se encuentra aún el esqueleto de lo que un día albergó a centenares de soldados que trabajaron durante combates que abarcaron desde el último tercio del siglo XIX hasta la Guerra Civil.

En principio, la Ciudad solamente va a reconstruir la parte exterior y visible. Con el objetivo de convertir la zona en un museo de batería de costa, apoyará la instalación de los cañones con paneles informativos que den a conocer la historia de la batería de Valdeaguas y de los tres Vicker.

En el aire quedó saber si la parte soterrada sería remozada. Sería un lujo poder contar con una instalación que se pondría a la altura de museos de este tipo, que sólo existen en La Coruña y Cartagena. La permanencia de ese esqueleto subterráneo es fundamental y una gran oportunidad: posee tres galerías, cuartos donde se almacenaban la pólvora y los proyectiles y las guías por donde transitaban los carros con el cargamento que después iban a un ascensor que elevaba toda esta carga para que fueran depositada dentro de los cañones.

Los Vicker fueron artillados en Punta Blanca después de que la plaza ceutí los usara para la Guerra Civil y evitara que fueran al desguace.
 

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