La fuerte tormenta que azotó la madrugada del viernes al
sábado la ciudad dejó en nuestras calles algo más de 95
litros por metro cuadrado, provocando inundaciones en zonas
como el centro y el especial las viviendas de Huerta Salama.
El agua, que anegó sótanos y alcanzó en algunos lugares más
de un metro de alto, también ocasionó el cierre durante
horas del aeropuerto, en especial la terminal, tomada por
las aguas y el barro que se precipitó desde el terraplén en
el que se sitúa en alto la carretera de circunvalación. Aún
no se han cuantificado los daños pero la Ciudad se
compromete a ayudar a los damnificados.
Entre las tres de la madrugada y las ocho de la mañana de
ayer sábado 27 de septiembre una fuerte tormenta otoñal
descargó sobre Melilla más de 95 litros por metro cuadrado
de lluvia, agua suficiente para provocar, como así ocurrió,
que se inundaran importantes barrios de la ciudad y la
terminal del aeropuerto, ocasionando daños en viviendas y
sótanos, como en Huerta Salama, así como en comercios de la
zona centro y en las playas de la ciudad.
El presidente de la Ciudad Autónoma, Juan José Imbroda, que
visitó ayer a primera hora de la mañana las zonas inundadas,
ofrecía pasadas las dos de la tarde un primer avance sobre
las incidencias provocadas por la lluvia. En opinión del
mandatario melillense, la fuerza del agua y la cantidad de
precipitaciones registrada en tan poco espacio de tiempo "ha
provocado menos daños de los que nos temíamos". Hasta las
dos de la tarde los Bomberos habían realizado 25 servicios y
ejecutaban otros cinco en ese momento, además "se han
atendido 14 llamadas y ahora mismo tenemos seis asuntos por
inundaciones que tenemos que atender a lo largo del día.
También hay otros nueve casos por inspeccionar".
Los bomberos además atendieron un conato de incendio
provocado por un cortocircuito en una caja de empalmes de la
calle Cáceres, así como el desprendimiento de un techo de
escayola en la calle Ruiz de Alda, y el refuerzo de un
balcón en el centro. "Tenemos en la calle a tres mandos, dos
mecánicos y 16 bomberos trabajando", detalló.
Pero sin lugar a dudas la mayoría de los daños se produjeron
en la zona de Huerta Salama donde el agua, que no pudo
desaguar porque plásticos y otros restos habían tapado el
alcantarillado, fue acumulándose -ayudado por los muros de
la Granja Agrícola que actuaron como contención-,
ocasionando que se inundaran los sótanos y garajes
subterráneos de las viviendas cercanas. El agua llegó a
alcanzar el metro de altura en algunos lugares.
Operarios de la Ciudad Autónoma liberaron el agua a través
de los desagües de la calle, y abriendo orificios en el muro
de la Granja. A las tres de la tarde, una vez retirada el
agua y el barro, por orden de la Ciudad se inició una obra
de emergencia tendente a instalar nuevos colectores en
Huerta Salama para evitar que vuelvan a repetirse las
inundaciones. Las obras estarán listas para mañana lunes y
la idea es que de volver a taponarse el registro general de
aguas, la lluvia se drene en dirección a la Granja.
Imbroda comentó que había pedido a los vecinos de esta zona
que hicieran una relación de los daños sufridos en viviendas
y vehículos para que lo presenten a la Ciudad Autónoma. La
intención es estudiar si es posible ayudarles para cubrir,
junto con la aportación de los seguros, las pérdidas
sufridas.
El presidente Imbroda reconocía que las lluvias habían
inundado la zona centro, aunque "no al nivel de otras
ocasiones. La Plaza de España ha desaguado pronto. El
problema no es la lluvia, sino el volumen tan importante de
agua que ha caído en tan poco tiempo, que aunque funcionen
bien el alcantarillado, no puede desaguar al ritmo de la
lluvia y se producen las inundaciones". De hecho, según la
Delegación del Gobierno, llegaron a registrarse
precipitaciones muy intensas, de hasta 50 litros en cuarenta
minutos.
En este sentido manifestó que la Calle Marina volvió a
inundarse y que el problema persistirá hasta que esté lista
la nueva red de saneamiento que lleva a cabo el Ministerio
de Medio Ambiente y la Confederación Hidrográfica del
Guadalquivir. "Se están instalando colectores más anchos
para que el agua pueda correr, y todo ello se hace en base a
unos estudios muy serios que realizan los ingenieros en los
que se tienen en cuenta las precipitaciones de los últimos
años. Cuando todo esté en funcionamiento, los nuevos
colectores llevarán la lluvia desde esta zona, hasta la
nueva estación de bombero.
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