Llegado el otoño, y ya de vuelta a Madrid, un año más he
sentido la añoranza de mi tertulia veraniega. Somos varios,
y de diversa procedencia, los que nos reunimos a diario en
un céntrico lugar de Marbella convocados por el común amigo
Juan José Zapico. El es quien al llegar centra la reunión, y
ya los posteriores comentarios, desplegando orgulloso ( y yo
sé que también un punto nostálgico recordando su origen) el
ejemplar diario de EL PUEBLO DE CEUTA.
Y a partir de ahí, como en todas las tertulias, se empieza a
hablar de todo… o casi todo; y aún si llega el caso, contra
todo. Luego, cuando nos despedimos, Juan José, buen amigo,
me hace el obsequio del diario ceutí que, ya en mi casa, voy
a leer con más reposo y detenimiento.
Ahora en Madrid no tengo tertulia y nadie me ofrece EL
PUEBLO DE CEUTA. ¿Es esta mi nostalgia? Bien, pues a esto
segundo ya he puesto remedio porque, sin saber cómo, me he
visto estos últimos días buscando el quiosco donde poder
comprar “EL PUEBLO”.
Este pasado verano he venido siguiendo en sus páginas, con
las noticias locales, informaciones tales como la presencia
de Ceuta en la Expo de Zaragoza; o el XXI Encuentro Nacional
de Hermandades con más de sesenta ciudades representadas; o
el Aniversario de La Legión… y siempre en ellas ese orgullo
por su patrimonio histórico de esta Ciudad que ahora, ante
el desafío de su entorno marroquí, se apresta a ser primer
protagonista en el desarrollo del Norte africano.
Y porque en EL PUEBLO DE CEUTA se siente en gran manera a
España y en sus páginas palpita la vida nacional, se produce
en quienes desde aquí lo leemos este sentimiento de
hermanamiento y proximidad con la Ceuta hasta ahora lejana.
Pero este sentimiento sólo podrá ser realidad cuando quienes
deben hacerlo acerquen real y definitivamente a Ceuta la
vida de la nación: los medios, dándole mayor presencia y el
debido protagonismo en la información; los empresarios,
entendiendo al fin que la Ciudad es centro privilegiado y
prometedor en el desarrollo de la zona; los gobernantes,
dejando a un lado complejos y vacilaciones y dándole la
seguridad y el apoyo económico y político que necesita y
hasta ahora se le ha negado.
“La hermosa Ceuta – dice mi admirado Navazo en EL PUEBLO –
se merece otro modo de gestión”. Es hora ya de rectificar y
ello a todos nos obliga.
Ceuta, trozo querido de España. Todos estamos en deuda
contigo.
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