En sentido amplio y siguiendo un
criterio etnológico, dentro de la religión islámica serían
todos aquellos actos de naturaleza social y ritual
iniciático que acompañan al creyente a lo largo de su vida,
como son: el nacimiento, el paso a la edad adulta, el
matrimonio y la muerte; también podemos incluir el hecho de
la conversión.
Para el Islam los hijos son un don de Alláh/Dios, cuyo
nacimiento da comienzo a una nueva generación de fieles. Se
recita al oído del bebé el nombre de Alláh y la llamada a la
oración, siendo tradicional poner un Corán en la cuna; antes
de los diez días suele afeitarse la cabeza al recién nacido
(en otros casos se espera a la caída del primer pelo),
pesando el mismo y dando su valor en limosna; también suele
sacrificarse un animal (dos si es varón) y repartirse la
carne entre los pobres. Aunque la práctica no se encuentra
en el Corán y religiosamente no es exactamente obligatoria,
suele practicarse la circuncisión a los varones antes de los
diez años (algunas corrientes lo hacen a los siete días, tal
y como hizo Mahoma con sus hijos), mientras que la
clitoridectomía o ablación del clítoris, practicada en
algunos casos, es desconocida en la tradición islámica donde
no encuentra justificación. Entre tres y cinco años se
recita a los niños la “Fatiha” (la que abre), siendo
educados con el aprendizaje de suras del Corán. La práctica
del ayuno, uno de los Pilares del Islam, durante el mes de
Ramadán es asumida de forma progresiva: primero unas horas,
luego medio día y así sucesivamente.
El matrimonio islámico, de hecho un contrato negociado y no
un sacramento religioso, acepta tradicionalmente para el
varón la poligamia, un máximo de cuatro mujeres, siempre que
puedan ser atendidas en todos los sentidos de forma
equitativa, si bien ésta práctica está en muchos casos en
desuso: mientras países como Marruecos restringen su uso
poniendo numerosas trabas (“Mudawana” o Código de la
Familia), en otros (Túnez, Turquía, Malasia…) la poligamia
esta prohibida, si bien sigue siendo común en países árabes
como Arabia Saudí. El musulmán puede casarse con una no
musulmana, pero para las musulmanas está terminantemente
prohibido hacerlo con un infiel; la razón es que, para el
Islam, los hijos se educan en la fe del padre. La secta shií
de los Doudecimanos (así como el Kharidismo histórico)
reconoce el matrimonio temporal o “mut´a”, práctica que ha
sido recuperada en la actualidad por el salafismo yihadista.
Si es consciente, antes de morir el musulmán mira hacia La
Meca y recita: “No hay más Dios que Dios”; en la tumba es
interrogado sobre su fe por los ángeles Nakir y Munkar,
mientras que el ángel Azrael se encarga de separar su alma
del cuerpo. El cuerpo es lavado y envuelto por una mortaja,
siendo llevado posteriormente a una mezquita (o un lugar al
aire libre habilitado ritualmente como tal) para hacer un
breve servicio funerario, siendo posteriormente trasladado
entre cánticos al cementerio por familiares y amigos; si es
posible se le entierra el mismo día del fallecimiento,
colocado sobre el costado derecho y mirando a La Meca
mientras se recita la “Sahada”, pero nunca después de la
puesta del sol. También es costumbre dar un sencillo ágape
en su honor. Entre esposos el luto dura cuatro meses y dos
días, rebajándose a tres días con sus noches en otros casos
(véanse Conversión, Mut´a y Nombres).
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