Afortunadamente, a lo largo del
año que vamos a terminar ya y durante el próximo, si las
cosas van como tienen que ir, no tendremos ni elecciones
municipales, ni tampoco generales. ¡Menos mal!, porque en
esas épocas se “encabrita” la situación mucho más de lo que
fuera de desear.
Con todo, y a pesar de que las elecciones se ven a lo lejos,
muy a lo lejos, los que no han logrado lo que esperaban,
tras preguntar “¿Qué hay de lo mío?”, comienzan a hacer
cábalas, con sumas y multiplicaciones, lo de restar y
dividir parece que lo ignoran, para ver si ese, al que ellos
van a votar, logra el puesto idóneo para que “ a dedo” les
coloque donde no les ha colocado aquel otro en el que
confiaron.
Y las cuentas, tras haber estado en una de esas reuniones,
secretas, pero de “secreto a voces”, a mí no me cuadran con
el optimismo que les cuadraban a ciertos aspirantes a un
puesto por obra y gracia del “mecenas de turno”.
Y digo que no me cuadran, porque viendo con frialdad la
situación de Ceuta, en cuestión de elecciones, especialmente
municipales, uno puede darse cuenta de que hay una gran
bolsa de votos, que desde las primeras elecciones
municipales de la actual democracia, han fluctuado
caprichosamente, y salvo con Juan Vivas, con ningún otro
aspirante al sillón del Ayuntamiento, se han repetido en la
misma dirección.
Los ejemplos ahí están: en las primeras elecciones
municipales, esa bolsa de votos se decantó por la
candidatura de los hermanos Calvo Pecino, que no volvieron a
repetir. En otro momento, y con la habilidad de una
“estampa” esos votos se fueron a la candidatura de Paco
Fráiz, ya alejado del PSOE. La llegada del GIL acaparó esos
votos “ambulantes” y a punto estuvieron de darle la mayoría
absoluta.
Por tanto, tuvo que llegar Juan Vivas, que accedió al sillón
presidencial por la desbandada y más cosas que hubo en el
GIL, y luego ya, en las dos últimas elecciones, esos votos
han permanecido en el PP.
Pero que nadie se confunda. Esos votos se fueron y
permanecen con Juan Vivas, y si un día el actual presidente
de la Ciudad no encabezara la candidatura de su partido, el
PP volvería a sus números reales, desde hace muchos años,
para lograr 8 o a lo sumo 10 escaños.
Y es que hoy, con una candidatura del PP, sin Juan Vivas,
los 19 escaños o los 17 serían un sueño irrealizable
conseguirlos.
No olvidemos que el PSOE que estuvo en sus momentos más
bajos, de aquí a dos años y medio con esta gente joven de la
que ha tirado, con acierto, puede volver a lograr su número
real, de 6, 7 o incluso 8 diputados, con lo que el resto
tendrían que repartírselos entre Mohamed Alí, a pesar de que
se estén fraguando alternativas para quitarle votos, y que
no logre ni siquiera 6, y alguna otra candidatura espontánea
que quiera dejarse ver en esos momentos.
Con todo esto, los que ahora están colocados, por obra de un
defensor a ultranza de los suyos, lo tienen seguro, durante
2 años y medio más. Luego habrá que ver si hay que recolocar
o si hay que dejar paso a otros del “asa de la caldera” de
ese momento.
Es lo que trae el manejo de los políticos en los puestos de
trabajo, con lo que ponen al borde del infarto a sus
protegidos cuando el político en cuestión va perdiendo
terreno.
|