Merecemos un Gobierno que no
mienta”, “Nunca hemos negado la crisis” o “España cuenta con
el sistema financiero más sólido de la comunidad
internacional” han sido algunas de las afirmaciones
efectuadas por dirigentes socialistas en momentos cruciales
para la sociedad española que han mostrado el verdadero
significado del término talante, fiel reflejo del compromiso
de esta formación política con los millones de españoles que
le concedieron su confianza en las urnas.
El tiempo transcurrido y los datos facilitados por las
diferentes instituciones recogidos por los medios de
comunicación han evidenciado la realidad de una sociedad que
padece la incapacidad de un Gobierno agazapado en la
demagogia más rancia. Avezados manipuladores mediáticos que
anteponen intereses particulares al interés general
amparados en el poder de comunicación del grupo más
importante en este sector en nuestro país y principal
suministrador de profesionales del ramo a los distintos
gabinetes de comunicación de esta formación política.
Subida de impuestos, incremento del gasto público, aumento
de la inflación y del déficit y un incremento en el
desempleo que manda al paro a 3.300 personas cada día son
las notas predominantes de la caótica gestión económica de
un Gobierno que recibió del Ejecutivo de Aznar millones de
nuevos empleos, precios estables, superávit del Estado y a
España en el euro. La sociedad española debería reflexionar
al respecto analizando en profundidad los datos existentes
durante los gobiernos de Aznar en comparación a los
existentes en la actualidad y actuar en consecuencia
desacreditando a quienes se empecinan en culpar de nuestros
males actuales a dirigentes del pasado sin asumir sus
propias responsabilidades.
Quizás, la solución a estos problemas podrían venir de las
propuestas planteadas desde el partido popular quienes
estiman necesario reducir los gastos superfluos de las
diferentes administraciones junto a una disminución
significativa de impuestos a PYMES y autónomos,
incrementando las deducciones en la renta por hipotecas y
todo ello, sin recortar los gastos sociales. Medidas que al
menos, podrían paliar algunos problemas patentes en nuestra
sociedad que deberían venir acompañadas de otras de mayor
calado.
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