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ACTUALIDAD - DOMINGO, 28 DE SEPTIEMBRE DE 2008


mohamed benalial. e.p.

entrevista / MOHAMED BENALLAL
 

«La supuesta lealtad del
Tabligh a las leyes e instituciones españolas es ficticia»

El Vicepresidente del Centro Marroquí de Estudios Estratégicos analiza la situación
de esta “secta”, su implantación en la ciudad autónoma y en el resto de España

CEUTA
David Alvarado

ceuta
@elpueblodeceuta.com

Hermano del presidente de la región norte de Marruecos, Mohamed Benallal es doctor en Derecho Internacional por la Universidad de Niza; fundador en 1997 de la Facultad de Derecho de la Universidad de Salé de la que es Decano honorario; es especialista en las relaciones hispano-marroquíes y, actualmente ejerce también de vicepresidente del Centro Marroquí de Estudios Estratégicos con sede en Rabat y desde junio de 2007 es mediador en Sevilla y Tánger para las Cámaras de Comercio del norte de Marruecos y del sur de España. Profundo conocedor de nuestro país, se considera un enamorado de Ceuta y es uno de los más relevantes hispanófonos de los que, cada vez más, pululan en Marruecos.

Pregunta.- La benevolencia y la apertura de los gobiernos democráticos ofrecen una facilidad enorme a la implantación de un Islam llegado de lugares tan alejados como Pakistán o Afganistán que conllevan una buena dosis de rigor en su doctrina y ejercicio. Ceuta no es una excepción y el número 2 del Tabligh Wa Daawa, Laarbi Maateis ha logrado hallar un hueco relevante en la Ciudad Autónoma como presunto representante del colectivo musulmán ceutí. Desde una visión de experto, ¿Qué es el movimiento o corriente Tabligh Wa Daawa?.

Respuesta.- Más que una corriente como usted la acaba de denominar, tenemos que hablar de una secta, una secta que se relaciona con otras muchas que, al igual que esta, son de origen asiático. El Tabligh wa Daawa fue creado en 1927 por una serie de personas, entre ellas el célebre Mohamed Ilyasse, que no hablaban árabe y que vivían en un mundo, el hindú, que consideraban hostil en aquel momento. Sus objetivos primigenios eran los de convertir a aquellos que todavía no eran musulmanes y hacer más practicantes a aquellos que ya lo eran en ese inmenso país, la India, todavía bajo el yugo colonial británico. De ahí, en el momento de su independencia, el Tabligh wa Daawa se desplazó hacia Inglaterra y hacia Paquistán, donde se terminaron de conformar sus postulados fundamentales.

P.- ¿Cuáles son entonces los postulados fundamentales a los que usted alude? ¿Sobre qué se basa esta secta?

R.- A muy grandes rasgos, el Tabligh wa Daawa se basa sobre tres principios fundamentales. En primer lugar el dikhr, es decir, el precepto de recitar durante la jornada tantas veces como sea posible y necesario el nombre de Alá y de su Profeta Mahoma. En segundo lugar, el khourouj, una suerte de “salidas misioneras” a ciudades y pueblos de predicadores itinerantes con el único objeto de expandir la doctrina del Tabligh. Por último, los miembros de esta secta también observan una estancia, un paso obligado de cuatro meses en Lahore, en Paquistán. Hasta aquí, como se puede constatar, la violencia no forma parte de su discurso.

P.- Hasta aquí, señor Benallal, se puede constatar que la violencia no forma parte del discurso del Tabligh wa Daawa, ¿por qué tanta polémica a su alrededor entonces?

R.- Efectivamente, hasta aquí todo parece bastante normal. Sin embargo, en el marco del Tabligh wa Daawa, desde mi punto de vista, se plantean al menos dos problemas de cierto calado. Por una parte, aunque en apariencia se sometan a las autoridades de los países que acogen a sus miembros, la autoridad real de la que dependen es un emir foráneo. Para Europa, los miembros del Tablig tienen como referencia al Emir de Dewsbury, en Gran Bretaña, quien a su vez recibe órdenes del Gran Emir, instalado en India, donde el Tabligh wa Daawa sigue teniendo su sede principal, por así decirlo. Unido a esta lealtad que trasciende las propias leyes y convenciones locales o estatales, por otra parte también existe la “necesidad” para los miembros de esta secta de predicar en lugares que podríamos calificar de “complejos”, como grandes ciudades superpobladas de India o Paquistán, suburbios de las principales capitales europeas, zonas fronterizas y regiones autónomas. El caso de Ceuta y Melilla parece, desde esta perspectiva de libro, un lugar estratégico y muy apetecible para propagar las doctrinas del Tabligh wa Daawa.

P.- A la luz de las más recientes evoluciones y de lo que usted dice, las autoridades españolas han facilitado sobremanera a esta secta la misión de propagación de su doctrina, al menos hasta ahora. De todos modos, aún reconociendo este hecho, ¿se podría establecer algún tipo de vinculación entre el Tabligh wa Daawa y el terrorismo islamista internacional?

R..- En Francia, donde tienen algo más de experiencia que en España con este tipo de asuntos, también al principio los responsables en la lucha antiterrorista, no sin ciertas suspicacias, terminaron por considerar al Tabligh wa Daawa como una suerte de Testigos de Jehová musulmanes, cuya única función era, gustase o no, la predicación de una particular doctrina basada en una interpretación muy particular del Islam. Eso fue así hasta el atentado del metro de París, el intento de hacer explotar un avión de la Panam con una bomba oculta en sus bajos y el envío de jóvenes franceses a Afganistán a través de esta secta. A partir de estos hechos los servicios de seguridad galos se dieron cuenta que, si bien los discursos del Tablig no comportaban en sí mismos un llamamiento explícito a la violencia, sus propósitos agresivos, su discurso de odio, eran elementos potencialmente muy peligrosos en la cabeza de muchas personas.

P.- Al contrario que en Francia, en España todavía no se considera al Tabligh oficialmente como un movimiento peligroso. De hecho, las autoridades españolas han dado margen a esta secta para la creación de una densa red de asociaciones a las que incluso se subvenciona (en 2007 recibieron más de 90.000 euros nada menos que de una Fundación auspiciada por el Ministerio de Justicia). Nadie se ha alarmado tampoco de la radicalización de sus discursos o de la importación de imanes provenientes de Paquistán, Afganistán o Arabia Saudí. ¿Cómo observa usted esta situación?


R.- Efectivamente, el gobierno español ha integrado el Tabligh wa Daawa en la Unión de Comunidades Islámicas de España, lo cual ha supuesto, desde mi punto de vista, un logro mayor del Tabligh y sobre todo de, Laarbi Maateis, quien a su vez es uno de los máximos responsables de la organización en Ceuta. Como le dije anteriormente, esta supuesta lealtad a las leyes e instituciones españolas es ficticia y el Tabligh de Ceuta, el del País Vasco o de Catalunya, por citar sólo algunos ejemplos, dependen en realidad del Emir de Dewsbury, no de Madrid, de algún ministerio del actual gobierno de José Luís Rodríguez Zapatero. Las autoridades de Ceuta, muy determinadas quizás por su antagonismo con el régimen de Rabat, han decidido dar la espalda a la Federación de Entidades Religiosas Islámicas de España (FEERI), donde el Islam sunita y malekita de Marruecos, protegido por el propio Mohamed VI en su calidad de Amir Al Mouminime (Comendador de los Creyentes), es mayoritario.

P.- ¿A qué atribuye usted este cambio de orientación del gobierno ceutí en la materia?

R.- Por una parte, como acabo de apuntar, a las rivalidades entre Ceuta y Rabat -que continúa considerando a la ciudad autónoma como un “presidio ocupado”-. Además, el propio Laarbi Maateis se ha encargado él mismo de instrumentalizar en su beneficio estos malentendidos históricos entre las autoridades ceutíes y marroquíes. Maateis no se ha cansado de proclamar que los de la FEERI son pro marroquíes, un discurso que ha calado en el Gobierno Autónomo de Ceuta que ha ‘jugado’ el juego del Tabligh demonizando a los seguidores del tradicional rito malekita, tradicionalmente más moderado, abierto y tolerante.

P.- ¿Cómo se percibe en Marruecos esta situación en Ceuta de cercanía entre lo institucional (administración central y local) y el Tabligh wa Daawa?


R.- Desde aquí hemos constatados que las autoridades en Ceuta se han centrado casi exclusivamente en los aspectos más represivos y de seguridad para controlar a los movimientos islamistas de la ciudad. No se trata únicamente de controlar a aquellos grupos que, directa o indirectamente, preparan algún tipo de atentado. Una secta se basa, de manera general, sobre el terror intelectual, oponiéndose a la integración y vehiculizando un discurso antioccidental, lo que es, sin lugar a dudas, el germen de los terroristas del mañana. Hasta ahora el control del Islam de Ceuta había respetado el Islam de Marruecos, sin pervertir y ni añadir nada a sus reglas fundamentales. Visto desde Marruecos, las autoridades en Ceuta han ido demasiado rápido, rompiendo con el tradicional consenso existente alrededor del Islam sunita y malekita, al tiempo que se ofrece en bandeja de plata el Islam de la ciudad a una secta.

P.- ¿Cuál es la relación entre el Tabligh wa Daawa y el wahabismo o Al Qaeda?

R.- Efectivamente, estos últimos son los enemigos naturales del Tabligh. Quizás este antagonismo se encuentre también en la base del cambio de orientación de las autoridades ceutíes, ya que creen inmunizarse contra un problema de acuciante actualidad (el terrorismo islamista internacional) poniendo en causa lo que todos los gobiernos españoles han aceptado desde siempre, es decir, el control por la mezquita marroquí de los principios fundamentales del Islam en Ceuta y Melilla. Se equivocan. Esta decisión que sólo se puede calificar de irreflexiva revela un gran desconocimiento de la religión musulmana, creando una nueva amenaza a añadir a la que ya existe, a pesar del comportamiento exterior pseudopacífico del Tabligh. Las sectas asiáticas como ésta siempre han practicado una violencia difusa, subrepticia. El Tabligh es una bomba que está ahí y que, tarde o temprano, acabará por explotar.

P.- ¿Cómo puede afectar a las futuras relaciones bilaterales entre España y Marruecos el hecho de que en Ceuta se favorezca la expansión del Tabligh en detrimento del Islam marroquí?


R.- Creo que no va a ser, el que el Islam de Ceuta dependa de un emir autoproclamado y lejano, lo que rompa inútilmente las excelentes relaciones actuales entre España y Marruecos. El entorno próximo de Ceuta se compone de marroquíes musulmanes que practican su religión, el Islam, bajo la protección de un verdadero descendiente del Profeta, Mohamed VI, garante, como he dicho ya, de un discurso religioso moderado, tolerante y abierto. En este sentido, habida cuenta de la impronta marroquí en la ciudad, no se puede descartar la reacción de los musulmanes malekitas ante eventuales imposiciones provenientes de una secta asiática extraña.
 


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