Hermano del presidente de la región norte de Marruecos,
Mohamed Benallal es doctor en Derecho Internacional por la
Universidad de Niza; fundador en 1997 de la Facultad de
Derecho de la Universidad de Salé de la que es Decano
honorario; es especialista en las relaciones
hispano-marroquíes y, actualmente ejerce también de
vicepresidente del Centro Marroquí de Estudios Estratégicos
con sede en Rabat y desde junio de 2007 es mediador en
Sevilla y Tánger para las Cámaras de Comercio del norte de
Marruecos y del sur de España. Profundo conocedor de nuestro
país, se considera un enamorado de Ceuta y es uno de los más
relevantes hispanófonos de los que, cada vez más, pululan en
Marruecos.
Pregunta.- La benevolencia y la apertura de los gobiernos
democráticos ofrecen una facilidad enorme a la implantación
de un Islam llegado de lugares tan alejados como Pakistán o
Afganistán que conllevan una buena dosis de rigor en su
doctrina y ejercicio. Ceuta no es una excepción y el número
2 del Tabligh Wa Daawa, Laarbi Maateis ha logrado hallar un
hueco relevante en la Ciudad Autónoma como presunto
representante del colectivo musulmán ceutí. Desde una visión
de experto, ¿Qué es el movimiento o corriente Tabligh Wa
Daawa?.
Respuesta.- Más que una corriente como usted la acaba de
denominar, tenemos que hablar de una secta, una secta que se
relaciona con otras muchas que, al igual que esta, son de
origen asiático. El Tabligh wa Daawa fue creado en 1927 por
una serie de personas, entre ellas el célebre Mohamed
Ilyasse, que no hablaban árabe y que vivían en un mundo, el
hindú, que consideraban hostil en aquel momento. Sus
objetivos primigenios eran los de convertir a aquellos que
todavía no eran musulmanes y hacer más practicantes a
aquellos que ya lo eran en ese inmenso país, la India,
todavía bajo el yugo colonial británico. De ahí, en el
momento de su independencia, el Tabligh wa Daawa se desplazó
hacia Inglaterra y hacia Paquistán, donde se terminaron de
conformar sus postulados fundamentales.
P.- ¿Cuáles son entonces los postulados fundamentales a los
que usted alude? ¿Sobre qué se basa esta secta?
R.- A muy grandes rasgos, el Tabligh wa Daawa se basa sobre
tres principios fundamentales. En primer lugar el dikhr, es
decir, el precepto de recitar durante la jornada tantas
veces como sea posible y necesario el nombre de Alá y de su
Profeta Mahoma. En segundo lugar, el khourouj, una suerte de
“salidas misioneras” a ciudades y pueblos de predicadores
itinerantes con el único objeto de expandir la doctrina del
Tabligh. Por último, los miembros de esta secta también
observan una estancia, un paso obligado de cuatro meses en
Lahore, en Paquistán. Hasta aquí, como se puede constatar,
la violencia no forma parte de su discurso.
P.- Hasta aquí, señor Benallal, se puede constatar que la
violencia no forma parte del discurso del Tabligh wa Daawa,
¿por qué tanta polémica a su alrededor entonces?
R.- Efectivamente, hasta aquí todo parece bastante normal.
Sin embargo, en el marco del Tabligh wa Daawa, desde mi
punto de vista, se plantean al menos dos problemas de cierto
calado. Por una parte, aunque en apariencia se sometan a las
autoridades de los países que acogen a sus miembros, la
autoridad real de la que dependen es un emir foráneo. Para
Europa, los miembros del Tablig tienen como referencia al
Emir de Dewsbury, en Gran Bretaña, quien a su vez recibe
órdenes del Gran Emir, instalado en India, donde el Tabligh
wa Daawa sigue teniendo su sede principal, por así decirlo.
Unido a esta lealtad que trasciende las propias leyes y
convenciones locales o estatales, por otra parte también
existe la “necesidad” para los miembros de esta secta de
predicar en lugares que podríamos calificar de “complejos”,
como grandes ciudades superpobladas de India o Paquistán,
suburbios de las principales capitales europeas, zonas
fronterizas y regiones autónomas. El caso de Ceuta y Melilla
parece, desde esta perspectiva de libro, un lugar
estratégico y muy apetecible para propagar las doctrinas del
Tabligh wa Daawa.
P.- A la luz de las más recientes evoluciones y de lo que
usted dice, las autoridades españolas han facilitado
sobremanera a esta secta la misión de propagación de su
doctrina, al menos hasta ahora. De todos modos, aún
reconociendo este hecho, ¿se podría establecer algún tipo de
vinculación entre el Tabligh wa Daawa y el terrorismo
islamista internacional?
R..- En Francia, donde tienen algo más de experiencia que en
España con este tipo de asuntos, también al principio los
responsables en la lucha antiterrorista, no sin ciertas
suspicacias, terminaron por considerar al Tabligh wa Daawa
como una suerte de Testigos de Jehová musulmanes, cuya única
función era, gustase o no, la predicación de una particular
doctrina basada en una interpretación muy particular del
Islam. Eso fue así hasta el atentado del metro de París, el
intento de hacer explotar un avión de la Panam con una bomba
oculta en sus bajos y el envío de jóvenes franceses a
Afganistán a través de esta secta. A partir de estos hechos
los servicios de seguridad galos se dieron cuenta que, si
bien los discursos del Tablig no comportaban en sí mismos un
llamamiento explícito a la violencia, sus propósitos
agresivos, su discurso de odio, eran elementos
potencialmente muy peligrosos en la cabeza de muchas
personas.
P.- Al contrario que en Francia, en España todavía no se
considera al Tabligh oficialmente como un movimiento
peligroso. De hecho, las autoridades españolas han dado
margen a esta secta para la creación de una densa red de
asociaciones a las que incluso se subvenciona (en 2007
recibieron más de 90.000 euros nada menos que de una
Fundación auspiciada por el Ministerio de Justicia). Nadie
se ha alarmado tampoco de la radicalización de sus discursos
o de la importación de imanes provenientes de Paquistán,
Afganistán o Arabia Saudí. ¿Cómo observa usted esta
situación?
R.- Efectivamente, el gobierno español ha integrado el
Tabligh wa Daawa en la Unión de Comunidades Islámicas de
España, lo cual ha supuesto, desde mi punto de vista, un
logro mayor del Tabligh y sobre todo de, Laarbi Maateis,
quien a su vez es uno de los máximos responsables de la
organización en Ceuta. Como le dije anteriormente, esta
supuesta lealtad a las leyes e instituciones españolas es
ficticia y el Tabligh de Ceuta, el del País Vasco o de
Catalunya, por citar sólo algunos ejemplos, dependen en
realidad del Emir de Dewsbury, no de Madrid, de algún
ministerio del actual gobierno de José Luís Rodríguez
Zapatero. Las autoridades de Ceuta, muy determinadas quizás
por su antagonismo con el régimen de Rabat, han decidido dar
la espalda a la Federación de Entidades Religiosas Islámicas
de España (FEERI), donde el Islam sunita y malekita de
Marruecos, protegido por el propio Mohamed VI en su calidad
de Amir Al Mouminime (Comendador de los Creyentes), es
mayoritario.
P.- ¿A qué atribuye usted este cambio de orientación del
gobierno ceutí en la materia?
R.- Por una parte, como acabo de apuntar, a las rivalidades
entre Ceuta y Rabat -que continúa considerando a la ciudad
autónoma como un “presidio ocupado”-. Además, el propio
Laarbi Maateis se ha encargado él mismo de instrumentalizar
en su beneficio estos malentendidos históricos entre las
autoridades ceutíes y marroquíes. Maateis no se ha cansado
de proclamar que los de la FEERI son pro marroquíes, un
discurso que ha calado en el Gobierno Autónomo de Ceuta que
ha ‘jugado’ el juego del Tabligh demonizando a los
seguidores del tradicional rito malekita, tradicionalmente
más moderado, abierto y tolerante.
P.- ¿Cómo se percibe en Marruecos esta situación en Ceuta de
cercanía entre lo institucional (administración central y
local) y el Tabligh wa Daawa?
R.- Desde aquí hemos constatados que las autoridades en
Ceuta se han centrado casi exclusivamente en los aspectos
más represivos y de seguridad para controlar a los
movimientos islamistas de la ciudad. No se trata únicamente
de controlar a aquellos grupos que, directa o
indirectamente, preparan algún tipo de atentado. Una secta
se basa, de manera general, sobre el terror intelectual,
oponiéndose a la integración y vehiculizando un discurso
antioccidental, lo que es, sin lugar a dudas, el germen de
los terroristas del mañana. Hasta ahora el control del Islam
de Ceuta había respetado el Islam de Marruecos, sin
pervertir y ni añadir nada a sus reglas fundamentales. Visto
desde Marruecos, las autoridades en Ceuta han ido demasiado
rápido, rompiendo con el tradicional consenso existente
alrededor del Islam sunita y malekita, al tiempo que se
ofrece en bandeja de plata el Islam de la ciudad a una
secta.
P.- ¿Cuál es la relación entre el Tabligh wa Daawa y el
wahabismo o Al Qaeda?
R.- Efectivamente, estos últimos son los enemigos naturales
del Tabligh. Quizás este antagonismo se encuentre también en
la base del cambio de orientación de las autoridades
ceutíes, ya que creen inmunizarse contra un problema de
acuciante actualidad (el terrorismo islamista internacional)
poniendo en causa lo que todos los gobiernos españoles han
aceptado desde siempre, es decir, el control por la mezquita
marroquí de los principios fundamentales del Islam en Ceuta
y Melilla. Se equivocan. Esta decisión que sólo se puede
calificar de irreflexiva revela un gran desconocimiento de
la religión musulmana, creando una nueva amenaza a añadir a
la que ya existe, a pesar del comportamiento exterior
pseudopacífico del Tabligh. Las sectas asiáticas como ésta
siempre han practicado una violencia difusa, subrepticia. El
Tabligh es una bomba que está ahí y que, tarde o temprano,
acabará por explotar.
P.- ¿Cómo puede afectar a las futuras relaciones bilaterales
entre España y Marruecos el hecho de que en Ceuta se
favorezca la expansión del Tabligh en detrimento del Islam
marroquí?
R.- Creo que no va a ser, el que el Islam de Ceuta dependa
de un emir autoproclamado y lejano, lo que rompa inútilmente
las excelentes relaciones actuales entre España y Marruecos.
El entorno próximo de Ceuta se compone de marroquíes
musulmanes que practican su religión, el Islam, bajo la
protección de un verdadero descendiente del Profeta, Mohamed
VI, garante, como he dicho ya, de un discurso religioso
moderado, tolerante y abierto. En este sentido, habida
cuenta de la impronta marroquí en la ciudad, no se puede
descartar la reacción de los musulmanes malekitas ante
eventuales imposiciones provenientes de una secta asiática
extraña.
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