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melilla - SÁBADO, 27 DE SEPTIEMBRE DE 2008


víctimas del accidente. archivo.

seis años de la tragedia
 

Conmoción, dolor y luto visten Melilla en el accidente de Pauknair

Los treinta y ocho ocupantes del
vuelo perdieron la vida al estrellarse
el avión en el Cabo Tres Forcas
 

CEUTA
Jesús Andújar

ceuta
@elpueblodeceuta.com

 El avión de la Pauknair, un tetrareactor BAE-145, que efectuaba el vuelo número 4101, se estrellaba contra la cima de una montaña sita a tres millas del Cabo Tres Forcas, sobre las nueve de la mañana del 25 de septiembre de 1998, tras despegar del aeropuerto malagueño a las 8,15. La noticia de la muerte de los 38 ocupantes (34 pasajeros y 4 tripulantes), conmocionaba a la ciudad de Melilla, que asistía atónita a un siniestro dantesco. De los fallecidos, 17 eran melillenses o residían en Melilla y el resto procedía de Málaga.

El avión se había volatilizado prácticamente en el momento de colisionar con la montaña, desperdigándose en decenas de pedazos por un terreno pedregoso de difícil acceso. Unidades de salvamento del Ejército Español, equipos de Cruz Roja, ambulancias y equipos médicos españoles y dotaciones del ejército marroquí colaboraron codo con codo en la recuperación de los cuerpos que, merced a las negociaciones entre ambos países, pudieron ser trasladados a Melilla. Equipos de forenses de ambos países se encargaron de la difícil operación de identificación de los cuerpos, que después eran conducidos al tanatorio improvisado que se habilitó en el Pabellón Ciudad de Melilla. Los familiares, destrozados por el dolor, tuvieron que esperar largas y amargas horas hasta que finalizara el proceso de identificación de las víctimas, para poder darles sepultura tanto en Melilla como en la Península. La identificación de algunos cuerpos, en especial de los de origen marroquí, tuvo que esperar hasta cuatro días.

Tremendas escenas de dolor se vivieron en una ciudad conmocionada y de luto que lloraba por igual la muerte de propios y extraños. Melilla se volcó en los entierros y acudió de forma masiva al acto ecuménico de las cuatro comunidades que se celebró en el pabellón para dar su pésame a las familias. En representación del Gobierno central acudieron varios ministros y de la Casa Real, la Infanta Elena.

Causas


A partir de ese momento todo fueron especulaciones sobre las causas que provocaron el accidente. A esto se sumó además la denuncia de los pilotos que se quejaban de la falta de medios que ayudasen a las labores de aproximación al aeródromo melillense; cuestiones que negaba el SEPLA. Entre tanto la compañía Pauknair, ponía fin a sus operaciones aéreas por falta de medios.

Según la comisión de investigación hispano-marroquí constituida al efecto, se inscribe en los casos de pérdida de control de la aeronave sin que se desatara el pánico a bordo, lo que se corresponde con el 20 por ciento de los accidentes de avión en los que se descartan fallos técnicos.

La nubosidad reinante en la zona del siniestro, la baja altitud de la nave y un exceso de confianza por parte del piloto que comandaba el vuelo, se barajaron oficiosamente como causas posibles del accidente.

A la espera del dictamen judicial, las familias recibieron su correspondiente indemnización.

Sentencia

Pero las labores de investigación, incluida la lectura de las cajas negras y la toma de declaraciones de expertos, no arrojó mucha luz sobre las causas del siniestro habida cuenta de que cinco años después de lo ocurrido la Audiencia Nacional archivaba definitivamente el caso aunque reconocía "la absoluta falta de control de la Torre de Melilla y el control de Sevilla, por lo que la tripulación tuvo que autocontrolar su posición y la de otro avión" procedente de Madrid, que instantes antes del impacto volaba por encima del Pauknair siniestrado, al tiempo que no consideró indicios de delito en ninguna de las partes.

Días antes de la resolución judicial, el titular del Juzgado Central de Instrucción número 1, Guillermo Ruiz de Polanco, no aceptaba el recurso presentado por el Ministerio Público de acusar a los controladores de los aeropuertos de Melilla y Sevilla por imprudencia o delito en el siniestro aéreo, al considerar que "no se les puede imputar que el aeropuerto de Melilla no disponga de un radar que regule la navegación aérea en zonas de montañas y tiempo inestable". Este es el caso del Cabo de Tres Forcas, una colina situada a más de 10 kilómetros de Melilla, donde los sistemas de navegación de entonces perdían el control de los aparatos y eran recuperados de nuevo a 8 kilómetros del aeropuerto de la Ciudad Autónoma.

Polanco rechazaba el recurso del fiscal que se presentó después de que la Audiencia Nacional rechazara meses atrás otro recurso por el que se pedía imputar, igualmente por prudencia o delito, al piloto de la compañía Pauknair, Diego Clavero.

Este juzgado descartaba que Clavero hubiera consumido alcohol, ya que reconocía que las sustancias encontradas en su cuerpo durante la autopsia se debió al etanol que se utilizó para realizar el examen anatómico del cadáver. El juez de la Audiencia Nacional admitía, de todas maneras, un recurso de apelación ante la Sala de lo Penal de dicho tribunal.

Tres accidentes en 4 años


El accidente de la compañía Pauknair fue el primero de los tres siniestros aéreos que ha sufrido la ruta Melilla-Málaga en cuatro años. En el cuatrimotor BAE-145 fallecieron sus 38 ocupantes. El segundo sucedió el 29 de agosto de 2001 con un CASA CN-235 de la compañía Binter Mediterráneo cuando se desplomó sobre parte de la autovía de acceso al aeropuerto de Málaga, con el resultado de 4 muertos y 27 heridos, y el tercero el pasado 17 de enero de 2003 con un Fokker 50 de Air Nostrum que se salió de la pista de aterrizaje del aeropuerto de Melilla con diez heridos.
 

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