Once empresas ceutíes y sus 84 empleados están al borde del
colapso. Si el diagnóstico de sus responsables no es
erróneo, su actividad, o al menos la de varios de ellos, con
decenas de cartas de despido redactadas, cesará el próximo
miércoles, primero de mes, cuando los pagarés sin cobrar y
las facturas por pagar asfixien sus negocios.
En febrero de este mismo año comenzaron en la cuesta de la
Mutua las obras que el Instituto Nacional de la Seguridad
Social adjudicó a Ferrovial para habilitar allí una oficina
de información, pero la gran empresa nacional sólo puso la
firma y los letreros. Acto seguido subcontrató el proyecto a
otra empresa, Tracobe, cuya cabeza visible, Antonio Benírez,
creó a su vez una tercera sociedad, Cabed, que fue quien
contactó con once empresas locales de todos los ramos para
ejecutar el proyecto.
Los empresarios locales, dedicados a la electricidad,
fontanería, carpintería, pintura... se embarcaron en el
proyecto con la garantía Ferrovial al fondo, pero pagaré sin
fondos tras pagaré sin fondos empezaron a verle las orejas
al lobo hasta que, de repente, sin declaración de quiebra ni
de suspensión de pagos, Cabed “desapareció”, según describe
el presidente de la Cámara de Comercio, Luis Moreno, que
ayer reunió a todos los afectados en un despacho de esta
institución junto al director territorial de la Seguridad
Social, que se comprometió a trasladar el problema, que
desconocía, a Madrid el lunes.
El tiempo corre en su contra porque, según el testimonio
directo de los representantes de las pequeñas y medianas
empresas implicadas que ayer asistieron a la Cámara “nuestro
plazo de vida empresarial vence con el primero de mes”. Será
entonces cuando tengan que hacer frente a pagos de hasta
30.000 euros a la Seguridad Social, “imposibles” de asumir
con pagarés sin cobrar que oscilan entre los 180.000 euros
con que carga Gabay Instalaciones Eléctricas o los 1.396 que
se deben a Pulidos Galán.
“Es sorprendente”, coincidieron ayer empresarios y
representantes de la Cámara, “que Ferrovial asegure haber
pagado ya la totalidad de una obra a la que aún le resta el
10% ó el 20% del total por ejecutar y que ya haya devuelto
incluso las garantías a la primera subcontrata”.
De fondo, el problema de siempre: “Hay quienes aceptan obras
en Ceuta sin conocer esta ciudad y sus costes añadidos que,
llegado el momento, si la Administración no acepta
modificados, es prácticamente inviable terminar y pagar”.
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