A falta de un día para haberse
cumplido los dos años del asesinato de la niña Suhaila,
comenzó el juicio en la Audiencia Provincial de Cádiz en
Ceuta.
No se dejó nada a la improvisación, en cuanto a seguridad, y
por lo ocurrido en la sala, debe haber quedado BIEN VISTO
PARA SENTENCIA ya.
Las “facilidades” dadas por el presunto culpable uno no
sabría si tildarlas de todas o de ninguna, porque al haberse
negado a hablar Kassem El Yassin, deja todo a tono con las
declaraciones que en su día hizo ante la policía y que se
declaró culpable en el año 2006, pero si no estaba todo
claro y quedaba alguna duda, esa duda seguirá ahí al no
haber hablado por “no recordar los hechos”.
La defensa poco pudo hacer por atenuar las penas que
solicitaban, tanto el fiscal, como la acusación particular.
No le quedaba a la defensa más que reconocer que su
defendido se declaraba culpable de los hechos en todas las
declaraciones prestadas ante el juez y la policía.
Estaba todo visto, no sé si claro, pero cuando hay
coincidencia, casi total, en las peticiones del fiscal y de
la acusación particular, ahora sólo hace falta que el juez
dicte sentencia.
Y es una pena que una chiquilla, de tan sólo 7 años, pasara
por esta vida de una forma tan fugaz, por la acción de un
desalmado, yo no me creo eso de ciertas locuras con las que,
a veces, no aquí, se quiere atenuar la pena de quien siega
la vida de otra persona.
Y digo que es una pena porque ese desalmado, quien haya
sido, terminó con la vida de una criatura que poco mal
podría haber hecho a la sociedad, al habérsele segado la
vida con tan sólo esos siete años.
Ahora, y bendita sea la hora en que se condene al que haya
sido el autor de ese infanticidio, de poco consuelo va a ser
para los padres si al autor de este crimen le caen los 19
años que pide el fiscal, o si le caen los 20 que pide la
acusación particular.
Ahora, de muy poco servirán a los familiares de esa niña los
120.000€ que solicita el fiscal o los 125.000 que solicita
la acusación por los daños morales y psicológicos en la
familia.
Ahora, de muy poco va a servir a los familiares de Suhaila
los 10 años de destierro fuera de Ceuta, que piden tanto el
fiscal, como la acusación particular.
Todo esto o más merecería como castigo el autor de esta
muerte, pero ... la niña ya no volvió a estar con sus
padres, desde aquel nefasto 23 de septiembre de 2006.
Un juicio, por lo demás, con unas connotaciones que no se
dan todos los días, al participar en él una serie de
personas ajenas a la judicatura, como Tribunal del Jurado.
Desagradable papel el de estas personas y muy especialmente
cuando se trata de uno de esos asuntos que duelen a los
familiares, pero también a cualquiera que se acerque a los
hechos.
Si no fuera por lo doloroso de lo que se iba a juzgar,
podríamos decir que la actividad durante la mañana del lunes
en la Audiencia Provincial era llamativa, con muchos agentes
de la Policía Nacional, con un gran operativo de seguridad,
con los candidatos que conformarían el Tribunal del Jurado,
y con una responsabilidad muy grande del Tribunal del
Jurado, una vez que estaba establecido todo el operativo, de
acuerdo con la ley. Deseamos, y seguro que la habrá, una
sentencia justa, pero ejemplar.
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