No hay duda que en un macro
proyecto donde hay tanta confluencia de intereses
competenciales entre las administraciones central y local
debe afrontarse desde la máxima colaboración y desde un
prisma de evidente coordinación. La natural tardanza de la
maquinaria burocrática administrativa podría volverse aún
más lenta de no ser por el empuje común hacia el
cumplimiento de un objetivo común, cual es la de formalizar
un nuevo espacio urbano, un nuevo anillo que comunicará la
ciudad ya existente con todo lo nuevo que está por
construirse.
Un objetivo también centrado en la consecución de un
proyecto bien claro y definido alrededor de la barriada
Príncipe Alfonso donde, cada una por su lado pero en una
labor coordinada, tanto Ciudad Autónoma como Administración
General del Estado crearán una nueva barriada, apoyada y
asentada en la existente pero traída al siglo XXI, que ya le
hacía falta.
La situación pasa también porque la zona denominada de Loma
Colmenar, a sólo un paso de Príncipe Alfonso, quede
conectada casi formando un todo con este nuevo espacio
urbano que concectará toda la zona casi desde Juan Carlos I
hasta el Tarajal.
Pero el hecho de que esté prevista la construcción de 1.500
viviendas públicas y una amplia zona industrial para el
desarrollo económico de este área, unido a la urbanización y
la previsión de ser el punto de llegada del proyectado vial
puerto-frontera, hacen del lugar una de las actuaciones de
mayor envergadura de las que se hayan ejecutado en Ceuta en
los últimos veinte años.
Esta es la causa por la que la buena colaboración y el clima
de entendimiento entre las dos administraciones se convierte
en escenario imprescindible como para que el macro proyecto
alcance su ejecución al cien por cien en los tiempos
marcados en las previsiones. Obras de renovación y
construcción en la zona que será una constante en los
próximos, al menos, diez años.
|