Desde el pasado lunes el Centro Asesor de la Mujer viene
desarrollando un curso centrado en terapia familiar
destacando el modelo sistémico-relacional, impartido por las
psicólogas clínicas Cristina Pérez Díaz-Flor y María Jesús
Boticario Galavis, quienes han insistido que en el
tratamiento de un individuo con problemas debe participar el
núcleo familiar, entorno más directo del desarrollo del ser
humano.
Para comprender el uso de la terapia familiar, se debe
partir de las siguientes bases. El individuo se desarrolla
en un sistema, la familia; y aunque luego existe la elección
personal, lo primero que adquiere el ser humano son los
conocimientos de su entorno más directo. De ahí, que si ha
sido en el núcleo familiar donde se ha desarrollado el
individuo, sea en este, donde encuentre la ayuda necesaria
para solucionar sus propios conflictos internos y externos.
A groso modo, esta ha sido la idea esencial del curso
organizado por el Centro Asesor de la Mujer (CAM) sobre
Terapia Familiar: modelo sistémico-relacional, impartido
desde el pasado lunes por las psicólogas clínicas Cristina
Pérez Díaz-Flor y María Jesús Boticario Galavís, y que
concluirá en la jornada de mañana. Ambas advierten que en
esta terapia “buscamos un cambio no sólo en la persona sino
en toda la familia. En Ceuta hay muchos programas de
integración que parten de lo efectivo trabajando lo
afectivo”. Según advierten las expertas, la terapia de
familia se ha convertido en el pilar fundamental de la
sociedad, “escasa actualmente de valores y en la que el
núcleo familiar se encuentra muy infravalorado”, de ahí que
poner en marcha este tratamiento “es hacer salud en la
sociedad”, explicó Cristina Pérez. El primer paso para poner
en marcha esta técnica es la entrevista, “a la que asiste
todo el sistema (familia) para compartir el resentimiento y
el dolor del “paciente identificado”, el individuo que posee
un problema y que también es responsable de lo que está
ocurriendo. Por ello buscamos un cambio en todo el núcleo”,
sintetizó María Jesús Boticario. Las profesionales, para las
curas, realizan prescripciones. Es decir, en lugar de
utilizar medicamentos proponen una comunicación alternativa.
“Por ejemplo, que una pareja en lugar de discutir, se siente
todos los días cinco minutos a conversar. Por eso decimos
que donde se implica y se apoya un individuo es en la
familia, en su entorno más directo. Y todo se puede
solucionar dentro de ella”, concluyeron.
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