El diccionario de la Real Academia Española de la Lengua
define el término ´revolución´ como un “cambio rápido y
profundo en cualquier cosa”. Es decir, lo que en la noche de
ayer acometió el técnico murciano, Benigno Sánchez, en el
vestuario de la AD Ceuta. Una variación que llegó
prácticamente en todas las líneas, y que supuso un cambio de
actitud en el conjunto. Lo que a la postre significó un
contundente triunfo, personificado en el nigeriano Onyema
Elvis que, con dos dianas, se convirtió en el protagonista
del duelo. Precisamente una de las novedades que perpetradas
en un once donde destacó especialmente la entrada de Lledó
bajo palos, en lugar de Javi Martínez, y de Bernat Alomar,
quien entró directamente al lateral derecho una vez superada
su lesión en el pie. Pero además hubo otras variaciones,
como el que Alberto jugara en el centro de la zaga,
prácticamente como ´libre´, o que Sergio Castaño acompañara
a De Lerma en el doble pivote.
Aires renovados que, a las primeras de cambio, se
transformaron en buenos augurios para los ceutíes. Porque en
el primer minuto los blancos gozaron de una clara ocasión en
las botas de De Lerma quien, a pase de Fran Amado, remató
fuera por poco. Una oportunidad a la que seguiría un disparo
de Txiki a las nubes, una vez que el donostiarrra se
encontrara un balón llovido del cielo en el interior del
área. Y es que, tan bien empezó la noche para los blancos
que, de un pase en largo de De Lerma al espacio llegó el
primero. Un espacio que en esta ocasión se encontraba en el
costado derecho donde Elvis, ni corto ni perezoso, controló,
encaró a Candela y, comprobando que era más veloz que él, se
perfiló para de tiro cruzado alojar el esférico en el fondo
de la portería de un Félix Campo que instantes después se
retiró lesionado.
Un primer tanto que sirvió para que los locales se asentaran
sobre el terreno de juego, dedicándose a colgar balones en
busca del segundo. Mientras tanto, los nazaríes, lo
intentaban a base de arreones, como el de Antuna con la
testa desde el borde del área que detuvo Lledó sin
problemas. Poco si querían devolver la igualada, teniendo en
cuanta que las ocasiones más claras seguían cayendo del
bando caballa, como la que desperdició Fran Amado a pase de
Elvis, que el algecireño estrelló en el ´muñeco´.
Volviéndolo a intentar, superado el ecuador de la primera
mitad, un Dani Martino que botó una falta desde el vértice
derecho del área granadina quye se marchó demasiado cruzado.
Poco antes que Alberto, en una posición similar a la que
marcó el tanto del empate en Lucena, obligara a José Antonio
a despejar de puños. Con lo que se superada la primera media
hora, decayó el ritmo del encuentro; lo que aprovecharon los
visitantes para crecerse.
Hasta el punto que, un minuto antes del final del primer
periodo, un resbalón de Dani Martino -que se dedicó a
amargarle la noche a Fonseca- propició que el portugués
metiera el balón a Lucena para, completamente solo,
estrellarla en Lledó. Una ocasión que, como ocurriera ante
el Puertollano, podía haber cambiado el decorado del
partido.
En la segunda mitad los ceutíes salieron a verlas venir y
así se metieron ellos solos en problemas, atrincherándose en
más de una ocasión en su propio área. Pero, cuando peor lo
estaban pasando y en una acción asilada, Txiki se sacó un
magnífico pase desde el costado zurdo que sirvió para que,
llegando desde atrás, Elvis marcara el segundo para los
suyos y el segundo de su cuenta particular. Más tierra de
por medio que obligó a los andaluces a echar el resto. Pero
lo único que consiguieron es que Lledó volviera a las
andadas, despejando balones de puños que el meta sevillano
rifaba peligrosamente.
Pero está escrito que el Ceuta de esta temporada cuando
gana, lo hace por tres a cero. Y Álvaro, de una galopada de
las suyas, se encargó de subirlo al marcador al cruzarle un
balón a un José Antonio que, bien es cierto, pudo hacer algo
más para evitarlo.Tras eso, con el duelo ya sentenciado y
todavía media hora de juego por delante, Benigno Sánchez
decidió dar minutos a Javi Navarro, Aníbal y Jesús Villatoro,
en lugar de Álvaro, Alomar y Dani Martino, para que
disfrutaran de una fiesta en la que todavía pudo caer algún
gol más. Sobre todo porque, viendo el panorama, los
granadinos bajaron los brazos y se entregaron a la derrota.
Una derrota que pudo ser más dolorosa si, al contragolpe,
Fran Amado hubiera acertado con el remate que detuvo el meta
nazarí. Un cuarto gol que también podía haber firmado
Villatoro en tiempo de descuento, cuyo remate de cabeza fue
a parar a la valla publicitaria. Lo que hubiera sido la
guinda a una noche de revolución y goles. Y es que,
coincidirán conmigo los conservadores, si todas las
revoluciones fueran como la que ayer tuvo lugar en el
Alfonso Murube, habría que gritar: ¡Viva la revolución!
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