Dejarse guiar con los ojos vendados o desplazarse con dos
ruedas fueron las dinámicas realizadas ayer por los alumnos
del curso de actividades con discapacitados de la Casa de la
Juventud, quienes advirtieron que ponerse en el lugar de
otra persona es necesario para comprender las dificultades
que se padecen; experimentarlo en primera persona y
practicar la empatía desde otra perspectiva.
”Me parece un curso muy interesante porque no nos ponemos en
el lugar de la otra persona y no sabemos las dificultades
que padecen hasta que lo experimentamos, como estamos
haciendo nosotros”, declaró Lidia Peralta, participante del
curso de actividades para discapacitados impartido esta
semana en la Casa de la Juventud.
Llevar los ojos vendados, sin hablar, dejándose llevar por
una persona que te va indicando, como un fiel lazarillo. O
acomodarse en una silla de ruedas, con fuerza en los brazos
para entrar y salir, subir o bajar, por cualquier escenario.
Estas fueron las dinámicas realizadas ayer por los alumnos
de este taller, que durante estos días han podido comprobar
que sólo desde el lugar del otro se puede llegar a
comprender la necesidad de instalaciones y recursos para las
personas que padecen algún tipo de minusvalía.
El curso, comenzado el pasado lunes y que concluirá mañana,
ha tratado diferentes aspectos de la discapacidad, desde
lenguaje discriminatorio a actividades de creatividad para
definir las diferentes minusvalías. Pocos días pero
suficientes para poner en práctica la empatía.
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